El 11 de septiembre es la historia que nunca se debió escribir, el radicalismo que no debió existir, el fanatismo que nos hace perder la razón…. Siguen presentes … no aprendimos nada.
La cultura de libertad occidental fue atacada ese 11 de septiembre hace 20 años, las Torres Gemelas no eran solo un símbolo de poder económico, eran un símbolo de libertad, como lo era pasear por las Ramblas de Barcelona, ir a una discoteca en Paris o a un mercadillo navideño en Berlín … y seguirá siendo atacada mientras no la sepamos defender. Para el fanatismo cada muerto será una victoria, si para quienes creen en la libertad no es un símbolo.
Hoy vemos impasibles las imágenes de miles de personas desesperadas para salir de Afganistán, el terror en un país donde la locura ha vuelto a imperar, no hemos abandonado a esa población, sino a nuestra idea de libertad.
Permanecemos impasibles cuando miles de mujeres son lapidadas, tratadas como verdaderos animales, sin los más mínimos derechos … mientras presumimos luchar por su libertad en nuestro país.
Mostramos indiferencia al saber que personas homosexuales son perseguidas y asesinadas por su condición en “otras culturas”, mientras debatimos por una denuncia falsa en Malasaña. En el fondo, es cierto lo que decía la Ministra de Igualdad hace apenas dos días sobre el tema; “que el árbol no te impida ver el bosque”. El bosque es la cultura occidental, señora Montero, el árbol lo ve usted sola.
Hemos vivido el horror y no hemos aprendido nada, absolutamente nada. La libertad no se exige, se defiende y no hemos aprendido a defenderla.