Los autodenominados Comités de Defensa de la República
(CDR) han cortado desde las 7 de la mañana la autopista AP-7
a la altura de la Ampolla (Tarragona). Exigían la implantación de la república y la dimisión del consejero de Interior,
Miquel Buch.
El tráfico ha permanecido interrumpido durante
15 horas, sin que las autoridades catalanas ordenaran el restablecimiento del tráfico rodado. Miles de conductores se han visto afectados, por lo que se han vivido momentos de tensión.
Y es que llueve sobre mojado.
La indignación de los afectados llega a límites insospechados. Nadie entiende que el interés de una minoría se anteponga al interés general y al respeto debido a la Ley.
La actuación de los
Mossos d´Esquadra se ha limitado a desviar el tráfico hacia la
N-340, ante la negativa de los activistas a despejar la calzada. Los CDR emplearon neumáticos, troncos y todo tipo de objetos rígidos para construir las barricadas. Su lema:
“El pueblo manda, el Govern obedece”.
Debe ser que los miles de afectados por el corte no forman parte del pueblo. La impunidad continúa.
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