Agentes de la Policía Nacional han desarticulado un entramado dedicado al tráfico ilegal de personas desde Argelia hacia las costas de Almería.
Los detenidos tenían un conocimiento exhaustivo de la geografía de la costa almeriense empleando una red de cuevas de esta zona para albergar a los migrantes.
Los trayectos marítimos de regreso a Argelia eran utilizados también para la introducción y el transporte de drogas, así como para la salida furtiva de territorio Schengen de argelinos que pretendían huir de la justicia europea. Los investigadores vinculan a esta organización con la muerte de 11 personas ocurrida el pasado mes de febrero al naufragar la patera en la que intentaban llegar a España.
En la operación han sido detenidas 21 personas en Almería (8), Alicante (6) y Murcia (7) por los delitos de favorecimiento de la inmigración ilegal, homicidio imprudente, pertenencia a organización criminal y delito contra la salud pública. Asimismo, se han realizado siete diligencias de entrada y registro en las provincias de Almería, Alicante y Murcia y dos inspecciones en establecimientos de Almería. Además, se han intervenido más de 50.000 euros en efectivo y divisa internacional, en concreto dírhams y dinares, por el valor de unos 3.000 euros, máquinas contadoras de billetes, aproximadamente tres kilogramos de hachís, multitud de dosis y muestras de marihuana, cocaína y ketamina, diversas básculas de precisión y máquinas envasadoras, un arma de fuego simulada, ordenadores, varios dispositivos móviles y electrónicos de almacenamiento masivo, así como diversa documentación relacionada con la investigación. Se estima que han obtenido beneficios superiores a 2.500.000 de euros.
11 fallecidos en el naufragio de una patera
La organización criminal, de carácter internacional, estaba especializada en el tráfico ilegal de inmigrantes de nacionalidad argelina y marroquí desde Argelia hacia España vía marítima, empleando para ello embarcaciones rápidas tipo zodiac. El punto principal de entrada en España era la costa almeriense, una zona costera que conocían perfectamente, donde además contaban, a modo de guaridas para los inmigrantes, con una red de cuevas y grutas de difícil acceso que les permitían ocultar a los traficados tanto para entrar como para salir del territorio nacional.
Para los desplazamientos vía terrestre de los inmigrantes hasta diferentes puntos del territorio nacional o hacia otros países Schengen, la red criminal disponía de una importante flota de “taxistas piratas”. La organización cobraba cantidades desmedidas de dinero a los migrantes, tanto por ser introducidos dentro del territorio nacional, por los traslados, como por alojarlos temporalmente en domicilios ubicados en la provincia de Almería una vez llegaban a la costa, aprovechándose de su situación de vulnerabilidad.
A su vez, tales inmuebles eran utilizados como pisos de seguridad donde alojar temporalmente a los pilotos de las embarcaciones en el caso de que se produjera su interceptación en el mar o sufrieran algún tipo de desavenencia en la travesía marítima, como incidencias en el motor o gasto de combustible, facilitándoles la manutención y sostenimiento necesarios, proveyéndoles de la máxima cobertura y protección en nuestro país hasta su regreso clandestino a Argelia, mientras se realizaba una nueva entrada de inmigrantes y empleando después esta embarcación para que los pilotos retornaran a este país.
Los integrantes de la red criminal, firmemente estructurada en diferentes grupos criminales con funciones determinadas, llegaron a ejecutar con éxito al menos 21 episodios migratorios con destino a la península, habiéndose contabilizado más de 40 pateras con una media de 15 inmigrantes por embarcación. Se estima que habrían introducido clandestinamente en territorio nacional a más de 500 personas, obteniendo con ello una media de entre unos 4000 a 7500 euros por cada una, cantidad que variaba en función del servicio prestado.
Una célula en Marruecos para captar clientes
La red contaba con una célula asentada en Marruecos, encargada de la captación de potenciales clientes, así como de realizar los cruces clandestinos terrestres de inmigrantes marroquíes hasta Argelia. El precio de este traslado era de entre 800 y 1000 euros por traficado. En Argelia se ubicaba el núcleo de la organización, con funciones de captación de clientes argelinos, de alojamiento de los migrantes en distintos pisos y de la organización de las salidas en patera con destino España.
Los actos de tráfico ilegal marítimos fueron perpetrados sin disponer de ningún tipo de medida de seguridad que salvaguardase la integridad de las personas que navegaban a bordo de estas embarcaciones, como chalecos salvavidas o señales luminiscentes, ni siquiera alimento ni bebida, lo que supone un abusivo desprecio por la vida de quienes trasladaban clandestinamente. Este entramado criminal está implicado en la muerte de 11 personas, todas ellas a bordo de la misma embarcación que naufragó en febrero de este año y que pretendía arribar a Almería.
Además, la red se dedicaba al tráfico de drogas introduciendo en España principalmente hachís. También se trasladaban otras sustancias, fundamentalmente éxtasis, en los viajes de vuelta a Argelia. Todo ello se traduce en una mayor profesionalización y especialización de la organización que, para potenciar los pingües beneficios obtenidos, diversificaban su negocio con otras especializaciones delictivas a través del aprovechamiento de los cruces migratorios.
Investigación policial
La operación, que ha desarticulado la organización criminal, ha abortado el envío de tres tripulaciones que tenían preparadas para salir hacia Almería. Gracias a la investigación, se pudo conocer que en esta provincia andaluza se asentaban dos grupos que coordinaban los cruces marítimos, la salida de pateras, la recogida en territorio español y su posterior traslado en vehículo hasta otras ubicaciones seguras del territorio nacional. Además, se empleaban las embarcaciones de regreso a Argelia para la salida furtiva de fugitivos de la justicia europea, quienes pretendían huir por su situación de busca y captura escapando por puestos no habilitados.
En Alicante se asentaba otro grupo cuyo cometido era apoyar y ofrecer financiación a los miembros de la red criminal a través del sistema “Hawala”, un sistema tradicional de transferencia de dinero alternativo e informal que basa su método en la confianza. Asimismo, en Murcia se encontraba otro grupo que realizaba los traslados vía terrestre de marroquíes hasta Argelia, además de captar en España a familiares de potenciales migrantes que se encontrarían en Marruecos.