Las palizas grupales se suceden de una forma brutal cometida por auténticos monstruos. De los ocho detenidos efectuados por la Detenidos ocho miembros de una banda juvenil violenta por su presunta implicación en la brutal paliza sufrida por un joven en Amorebieta – h50, la mayoría de ellos son menores de edad.
En este caso que nos aborda, la aberración máxima y perversión al límite es el hecho de grabar una paliza donde se visiona la rotura de una botella en la cabeza de la víctima además de lesiones con palos y patearlo. Para colofón el grito de: “Mátalo, mátalo”.
Toda la fuerza de esta pandilla de criminales es en grupo porque de forma aislada son lo más cobardes del mundo. Captar a jóvenes, en plena adolescencia, es muy fácil ya que su rebeldía y enfrentamiento familiar son muy numerosos. He conocido a un menor arrepentido que participaba en peleas a cambio de un simple cubata y luego amedrentado por el cabecilla. El hecho de grabar la acción es una acción similar al fetichismo que estos acomplejados guardan para recordar su pseudo poderío y dominación.
Cuanto el asesino guarda un colgante u objeto de su víctima lo realiza para sentirse más potente o, lo que es lo mismo, menos impotente que es lo que en realidad es. Así pues, captan a las víctimas susceptibles y débiles para que su atrocidad sea más sencilla.
Suelen algunos empezar sus “hazañas” maltratando animales para a la vez o posteriormente extenderse a humanos. Hace poco hemos conocido la difusión de un vídeo escalofriante donde cinco personas aplastaban de forma sucesiva a un gato con pisadas fuertes hasta matarlo y reírse.
Por supuesto, se detecta el abuso de alcohol y drogas. En muchos casos, estos menores violentos están ingresados en centros de menores de los que huyen. Hablar sobre la ineficacia y engendro de violencia de estos centros de menores es un tema aparte pero real.
Los psicólogos también podemos transmitir la preocupación de los padres por la obsesión de sus hijos hacia los juegos de rol. Es tal la dependencia que permanecen toda la noche sin dormir y si sus padres les hablan de lo importante de los tiempos de ocio y descanso estos son respondidos con excitabilidad y agresión.
Se encierran en el baño y sólo desean, en cualquier salida, llegar a casa para seguir y seguir jugando. Este aspecto familiar es el que capta el cabecilla de la pandilla que le hace ver que deben enfrentarse al mundo y triunfar, dominar. El gravísimo peligro de extrapolar los juegos de rol a la realidad porque, sí, generan psicopatías y trastornos bordeline o de límite de personalidad y hacen aflorar ese rasgo de psicosis latente.
La cosificación de la víctima, la nula empatía, sin arrepentimiento porque no matan a una persona sino al mundo que cree le agrede. Es evidente habrá nuevas víctimas y un “basta ya”.
Se exigen penas máximas y que los menores que reciben tratamiento en centros lo realicen lejos del entorno que les absorbió y convirtió en criminales.
Autora: Pilar Enjamio Furelos | Psicóloga, escritora y colaboradora en medios de comunicación
¿En serio? ¿Los juegos de rol? Bienvenidos a la psicología sensacionalista de los 90. Una vez más.