El sátrapa gobierna con autoritarismo, considera a los ciudadanos súbditos, piensa que es el rey del rebaño, miente un día sí y otro también, lleva al país a la ruina económica, recompensa a sus acólitos con bonus o pesebres, pero en ocasiones se puede llevar un revolcón histórico, aún a pesar de tratar de reventar las costuras del Estado democrático y de derecho que conlleva la separación de poderes.
Algunos, más bien pocos, denunciamos reiteradamente hace más de un año que el primer estado de alarma aprobado por el Gobierno sanchista era en realidad un Estado de Excepción encubierto, ya que suspendió, entre otros, derechos fundamentales reconocidos en la CE, el derecho a la libre circulación, reunión, residencia. Véase mi artículo publicado en el Confidencial de abril de 2020, ESTADO DE ALARMA O EXCEPCIÓN ENCUBIERTA.
Sánchez evitó así la aprobación del estado de excepción por el Congreso de los Diputados que establece una duración máxima de treinta días, prorrogables por igual plazo, pero, sobre todo, evitó que los nacionalistas, separatistas y bilduetarras votaran en contra, dado que el estado de excepción supone la centralización en la dirección y aplicación de sus normas con asunción de más competencias. Esa y no otra fue la razón del decretazo que ahora el Tribunal Constitucional anula por vulneración del contenido esencial de dichos derechos, su suspensión, incluida la habilitación del ministro de Sanidad para modificar o ampliar las medidas de contención de actividades comerciales, hosteleras, etc., aunque ya sea demasiado tarde para casi todo.
Fue un auténtico atentado contra los derechos y libertades reconocidos en nuestra constitución. Un atropello y una violación de los derechos humanos. Nos enjaularon sin haberse aprobado el estado de excepción, que nunca cuestioné. Un hecho de extrema gravedad que no puede tolerarse y olvidarse, menos aún en una democracia.
Dichos motivos son más que suficientes para que un presidente y su gobierno dimitan de forma fulminante. Ya sé que los progresistas de cartón piedra me dirán que sigo los postulados de Vox, aunque ellos defiendan a ultranza los regímenes comunistas o totalitarios en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte, etc. Pero, la realidad es que Vox fue el único que recurrió el primer decretazo ante el TC, aunque votó a favor en la primera convalidación en el Congreso de los Diputados. Después en las demás prórrogas votó en contra.
Finalmente, el TC a pesar de las presiones a las que fue sometido dictó la interpretación más leal a la ley. Repito el gobierno sanchista atropelló los derechos fundamentales de los ciudadanos con todo el coro celestial de su gobierno y asesores más numeroso de la historia y sigue siéndolo. Lo digo porque los mequetrefes jurídicos y demás paniaguados ya hablan de que otros países europeos aprobaron la suspensión de derechos y sus tribunales no las han anulado. A tal respecto, debo recordar que nuestra constitución del 78 es una de las constituciones europeas más modernas y garantistas, muy a pesar de que los sanchistas, nacionalistas y comunistas la quieran laminar para, entre otras cuestiones, acabar con la unidad de España y con la separación de poderes.
Más aún, los manipuladores e intoxicadores bien pagados, dicen que el resultado de la votación de 6-5 supone de facto una fractura del TC, que no hace más que producirme estupor, puesto que viene a mi memoria otras resoluciones (autos) del mismo tribunal dictadas en el año 2020 dando el visto bueno a las medidas de confinamiento y libertad de movimientos del estado de alarma que arrojaron un resultado de empate de 6-6, cuya legalidad fue beatificada con el voto de calidad de su presidente Juan José González Rivas. Unos lo aplaudieron y otros no dijeron ni pío. También, debemos recordar, entre otras sentencias del TC, la referida a la ley del aborto en tiempos de Felipe González, que arrojó el resultado de empate de 6-6 y se resolvió con el voto de calidad de su presidente. Estoy esperando a que dichas resoluciones hayan supuesto una fractura del alto tribunal. Ahora el resultado no fue tan ajustado como algunos nos quieren hacer ver.
Precisamente, el resultado de la sentencia de 6-5 lo decidió un voto de coraje de una jurista de reconocido prestigio del bloque progresista, Encarnación Roca, un voto con agallas democráticas, por no decir ovarios, con dos votos contrarios del bloque conservador, González Rivas y Andrés Ollero. Si acaso, supone más legitimidad e independencia judicial. Y, la guinda, la puso la nueva ministra de Justicia, Pilar Llop, cuando al referirse a la declaración del Estado de Alarma, dijo:”salvó vidas”. Debe ser que la declaración del Estado de Excepción no las salvaría, serían vivos muertos.
Ya me recojo con esta pregunta ¿No será más cierto que el presidente, que conocía con mucha antelación el resultado de la votación de la sentencia, al no lograr perturbarla, cambió el gobierno para tratar de quedarse indemne de sus daños?
Autor: Manuel Novás Caamaño | Abogado