Hago mías las afirmaciones del juez Vázquez Taín de que las consecuencias de la “Ley trans” son aberrantes al no establecer límites.
La disforia de género es una depresión, un malestar y ansiedad extrema, cuando el sexo biológico no coincide con su identidad de género. El miedo o rechazo de un entorno familiar, laboral o social hacen necesaria una ayuda preventiva para evitar el suicidio.
He escuchado a jóvenes prisioneros, encerrados en su propio cuerpo, en un cuerpo que sentían que no les correspondía. Los profesionales y en mi parcela, los psicólogos, nos importa el ser humano por encima de las ideologías. Pasada la juventud muchos de ellos no querían pasar de la fisonomía masculina a la femenina o viciversa. Simplemente se aceptaban y aunque de otra orientación, gay o lesbiana, pero sin autolesionarse ni autodestruirse mentalmente.
Sabemos que en el tramo adolescencia y en la etapa 12 a 20 años el vaivén hormonal del cambio físico produce confusiones de identidad y, por lo tanto, el espacio de edad de esta ley es una arbitrariedad y carencia de ética y sentido común además de escasez de conceptos biológicos y médicos. Garantías que salvaguardan la vida e integridad de seres humanos que no son diferentes sino con rasgos definitorios e inherentes a su personalidad.
Decir “la ayuda médica es llamarlos enfermos y estigmatizarlos” es lo absurdo al grado máximo. Una mujer si se realiza una mamografía es prevención pero no significa tenga un carcinoma de mama. La ayuda médica y psicológica no es llamarles enfermos sino ayudarles a que un paso definitivo no sea ir al peor precipicio.
Hay personas que se cambian de sexo masculino a femenino y ahora quiere volver al masculino pero parece ser que con esta ley “todo el campo es orégano”.
Hace poco escuchaba a una adolescente que me confesaba que no sabía lo que era porque no sentía nada hacia hombre o mujer. Le dije que esperara, eso no era ahora importante y lo descubriría. Así fue, y descubrió el primer amor obviando quien le aconsejaba probar con los dos sexos de forma “anti-natura”.
A veces, hay medicinas que provocan desórdenes hormonales y ginecomastia o aumento de mamas. Pasajero una vez finaliza el tratamiento. La terapia hormonal, que también suprimen es la que diferencia los rasgos femeninos de masculinos. En el hombre pérdida de vello y aumento mamas y en la mujer vello y otros rasgos. Esto parece reducir una problemática trascendente a lo superficial de cambiar el nombre en el carné.
Recordamos la desafortunada frase de …sola y borracha… cuando preconizamos en los jóvenes la prevención alcoholismo y además uno de los riesgos para no poder defenderse de violadores y y acosadores sexuales.
Cuando está en juego la vida y el equilibrio mental no se puede actuar con desconocimiento y arbitrariedad porque las consecuencias serán trágicas e imprevisibles. Como conclusión: protección, no desprotección y apoyo, mucho apoyo. Ahí entra en juego no solo el factor médico y psicólogo sino también la familia.