El victimismo, tan típico de personas tóxicas y con rasgos psicopáticos, es demasiado común y dañino. Es trastocar y manipular el orden de la realidad, de forma que la auténtica víctima y sufridora se intenta se vea como la causante del sufrimiento y angustia del verdugo.
Se cambian los roles erróneamente, de forma sesgada. De esta forma, la víctima pasa a ser verdugo y el verdugo a víctima. Nos encontramos ante un perfil de personas fanáticas e impulsivas, cuyo argumento es el insulto y no el razonamiento. Como decía el gran poeta Machado que “de diez cabezas nueve embisten y una piensa”.
La seguridad y los motivos de una conducta auténtica basada en la verdad son reflejo de una personalidad sana. Lo contrario es toxicidad.
Estas actitudes conllevan un paso seguro a la psicopatía y a que en el futuro y, para la consecución de sus fines, haya incluso peligro vital y agresividad para la persona se quiere demonizar y desprestigiar.
Vemos las redes sociales constituidas por auténticas hienas y buitres que se creen protagonistas de telenovela, protagonistas de historias que son de otros y que no han vivido. Parece ser que ellos han estado allí y han visto todo en una especie de alucinación patológica.
Vemos al hombre constituido en enemigo en vez de respetar la individualidad, libertad y derechos del de enfrente .Así, con el victimismo y manipulación, nace la calumnia y el bulo que los enjambres de tontos se ocupan de extender. Así generan una conciencia colectiva que a veces tarda en descubrirse provocando un daño irreparable en la auténtica víctima.
La educación desde edades tempranas es la base de la educación de una sociedad sana sin crispaciones ni agresividad ni peligrosidad social. La persona que ejerce victimismo contagia fácilmente a su entorno más íntimo lo cual conlleva a su vez rasgos patológicos en los mismos pero parece no importarle.
Está claro que el fin sucio y ruin justifica los medios. Toda manipulación ,calumnia y ataque debe ser denunciado inicialmente porque solo la investigación pondrá la verdad donde le corresponde .De este modo son evitables conductas que incluso amenacen la vida e integridad de otros.
Autora: Pilar Enjamio | Psicóloga, escritora y colaboradora en medios de comunicación