Los sindicatos representativos de la Policía Nacional, SUP, CEP y UFP, se han concentrado el pasado lunes a las puertas de la comisaría de Parquesol, en Valladolid. Solicitan el cese del jefe de la VII Unidad de Intervención policial (UIP) por la falta de planificación de los servicios, impidiendo la conciliación familiar de sus subordinados.
Se trata de la segunda concentración por este mismo hecho, tras la celebrada el pasado 31 de mayo. En ninguna de las dos protestas convocadas hubo casi participación de los casi 100 integrantes que conforman esta Unidad. El miedo a las represalias es el principal motivo. Los expedientes disciplinarios, 25 abiertos hasta la fecha, o la denegación de permisos y libranzas son las principales armas arrojadizas empleadas por este mando.
En palabras de la secretaria regional de UFP en Valladolid: ” El principal problema radica en la falta de planificación de los servicios. Cambian de un día para otro sin justificación, lo que provoca un grave perjuicio en la conciliación familiar de los compañeros”.
El problema de esta falta de planificación se ve intensificada en las comisiones de servicio fuera de la ciudad. Con cierta asiduidad esta Unidad se desplaza a otras ciudades como Barcelona, La Junquera o Madrid para desarrollar operativos de especial relevancia propios de su función. El jefe de Unidad omite esta información a sus policías hasta última hora lo que supone un grave perjuicio en sus vidas privadas.
El deber de planificación y comunicación de los servicios con la mayor premura posible es inherente en el cargo de cualquier responsable de una Unidad de estas características. Su continuado incumplimiento sin razones justificadas no es de recibo. Tampoco lo es que ningún Superior tome cartas en el asunto.
La denegación sistemática de permisos, asuntos particulares o libranzas es desesperante. Se incumplen los plazos establecidos por la normativa vigente o se rechazan sin la preceptiva motivación por escrito. La situación es insostenible y el descontento generalizado.
Cada vez son más los profesionales obligados a “colgar las botas” ante el despotismo e intransigencia del máximo responsable de la VII U.I.P.
Cada vez son más los profesionales de contrastada experiencia que se ven obligados a abandonar la VII U.I.P. o, incluso a “colgar las botas”, ante el despotismo e intransigencia de su máximo responsable. Nos preguntamos si las instancias superiores van a seguir mirando a otro lado o, por el contrario, pondrán fin a esta lamentable situación que se alarga en el tiempo sin visos de solución.
