Las Asociaciones de funcionarios de prisiones –APFP– y Tu Abandono Me Puede Matar denuncian una nueva agresión en el en departamento de enfermería del Centro Penitenciario de Murcia I, en Sangonera la Verde.
El interno D.T., de origen senegalés, desde que está recluido en el centro penitenciario de Murcia ha protagonizado conflictos desde su ingreso, y en el día de ayer, en el departamento de enfermería, mientras se está procediendo al reparto del racionado, una funcionaria le advierte que no puede guardar la comida en su mochila, por lo que de forma muy agresiva este interno lanza la comida al suelo y la esparce por toda la galería a la vez que profiere insultos machistas contra la ella, tales como “puta” y “que te follen”.
Los funcionarios de servicio le ordenan que lo recoja por lo que procede a hacerlo pero con muchos aspavientos e insultando a los dos funcionarios allí presentes.
Mientras el preso era conducido a su celda sigue con los insultos y de forma sorpresiva da un cabezazo en la cara de uno de los funcionarios que ha tenido que ser atendido por los servicios médicos del centro y posteriormente al hospital por fractura de nariz, el interno ha podido ser reducido con la fuerza física imprescindible y trasladado al departamento de aislamiento.
Cómo remarca APFP, a finales del 2020 había 3692 vacantes en la relación de puestos de trabajo de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, en el Centro Penitenciario de Murcia I, 51 vacantes de 279 plazas, falta de personal que se ha agravado en este cuatrimestre del 2021 al no realizar una oferta de empleo público que palie este problema.
Los funcionarios de prisiones no tienen la consideración de agente de la autoridad con lo que unido a la falta de personal, las agresiones son más numerosas y cada vez más graves ya que a los internos no suelen ser sancionados penalmente por estas conductas, sólo administrativamente.
APFP reclama al Ministerio del Interior el reconocimiento de los trabajadores penitenciarios como agentes de la autoridad, adecuación de los medios coercitivos al siglo XXI con la aprobación de pistolas táser y un incremento de las plantillas para ajustarlas a las necesidades reales de los centros penitenciarios para minorar las agresiones que padecen los trabajadores penitenciarios, así como una actualización retributiva con la equiparación salarial con nuestros compañeros/as de Cataluña, igual trabajo igual salario.