Hay una evidencia de nuevos trastornos psíquicos que se suman a los derivados del confinamiento y pérdida de seres humanos y es el acoso mediático relativo a la campaña de vacunación Covid19 así como de la incertidumbre que genera sobre la población divagar, al margen de rigor científico, periodístico o fuente fiable, sobre los efectos que ello podría derivar. Este tipo de información puede generar síntomas de agobio y angustia similar a la convivencia con una persona tóxica, obsesiva y controladora que repite continuamente conductas y ritualizaciones.
La salud física es importante, pero el equilibrio psíquico con la mente como el motor que rige todo es primordial. De ahí se derivan somatizaciones, enfermedades y desmotivación para vivir. Por otra parte, nos encontramos ante una “trivialización” sobre los efectos secundarios de una vacuna o casos como denominar “efectos secundarios mínimos” a las muertes de personas por trombos aunque dentro de cuantificar millones se hable de que no sean muchas en boca de ciertos políticos a pesar de que toda vida debe ser protegida.
No voy a nombrar ninguna televisión, pero cuando los científicos deciden parones es para salvaguardar la vida y controlar lo indeseable. Que opinólogos y presentadoras repitan día a día, mañana, tarde y noche, en programas del corazón.
Muchas personas tienen pesadillas al mencionar la palabra vacunar, vacunar, vacunar una y otra vez combinado estas publicaciones con consecuencias mortales e incertidumbres sobre efectos secundarios con grave riesgo para la vida del inoculado. Este acoso mediático debilita mentalmente ,crea miedos y aumenta la desorientación en gente insegura.
Considero muy bien que en relación a una vacuna voluntaria se genere una campaña de concienciación pero nada parecida al daño y control mental se está llevando a cabo. Es lo que se llama coacción y contrario a los derechos. En una decisión voluntaria suelen decirte que pienses en los demás y yo del mismo modo les diría pensasen en mi. Vemos personas como robots, lobotomizadas repitiendo que los trombos son mínimos y comparando con un simple paracetamol, otras excesivamente alertadas y hasta con evidentes síntomas de estrés ante amenaza que ello representa y atemorizadas por si pudiesen acabar siendo uno más dentro de este % de individuos que sufren efectos secundarios con fatídicas consecuencias.
Por lo menos, algo se ha avanzado ya que al inicio se negaba la íntima relación con trombos y ahora lo confirman sin entrar o no en el balance beneficio-riesgo. Todos nos hemos vacunado del tétanos, del sarampión, difteria pero no deben obviarse las diferencias individuales y los que padecen o padecemos alergias graves u otras sintomatologías. Que impere el razonamiento y no la impulsividad, la prevención y no la lamentación y porque no existe una sola vacuna respecto a la cual los medios no dejen de monopolizar el tema que es virus, virus, virus y vacunar ,vacunar ,vacunar.
Necesitamos olvidar esta pesadilla con palabras nuevas ,diversas y libres ,libres de VIVIR con mayúsculas. Nuestros médicos nos informan y nos comprenden. Es como si tomas una cerveza o dos que eleva la serotonina y es antidepresiva y vasodilatadora pero si ingieres 20 el empacho y deterioro es tóxico. Este empacho de medios y declaraciones de políticos basadas en la politica y al margen del rigor científico es nocivo y tóxico.
Autor: Pilar Enjamio | Psicóloga, escritora y colaboradora en distintos medios de comunicación.