La Ley de Cambio Climático y Transición Energética aprobada ayer por el Congreso llega con el atraso inaceptable de casi 10 años.
Es necesaria una recuperación verde y justa ante esta crisis y esta ley debe otorgar estabilidad y certidumbre.
La ley de cambio climático a la que la Comisión de Transición Ecológica del Congreso de los Diputados dio luz verde ayer puede ser un instrumento que genere oportunidades para crear empleo verde y de calidad.
UGT reivindica que aspectos como la Transición Justa, la creación de un Comité de Expertos de Cambio Climático y Transición Energética o el desarrollo de energías renovables sean potenciados teniendo en cuenta la perspectiva social, el empleo y la igualdad. Solo de esta forma, atajando el problema desde diferentes áreas que se complementan, podremos transformar nuestro sistema productivo y lograr el gran reto que tenemos que acometer. Es decir, la transición ecológica ha de ser una transformación sin precedentes a nivel global que cree un sistema productivo y una sociedad más justa gracias al diálogo social.
Este proceso dialogante se materializa con la aprobación de una Estrategia de Transición Justa que se revisará cada cinco años. UGT celebra que esta estrategia se base en la participación de las Comunidades Autónomas y de los agentes sociales. El sindicato, sin embargo, critica que no parece que las medidas de descarbonización y de adaptación al cambio climático vayan a contar con los recursos, la planificación y la anticipación necesarias para evitar que nadie se quede en el camino. Urge, en este sentido, a centrarse en los sectores y colectivos más vulnerables, en los territorios afectados y en los trabajadores y las trabajadoras. La organización sindical reivindica, por tanto, soluciones que faciliten la diversificación económica y el desarrollo, contando con la participación real y efectiva de los agentes sociales durante todo el proceso.
El sindicato reivindica que aspectos como la Transición Justa o el desarrollo de energías renovables sean potenciados. UGT denuncia también que el objetivo intermedio de la ley de reducir un 23% las emisiones para el año 2030 es un objetivo poco ambicioso. El sindicato considera que los cálculos realizados para fijar esta meta no tienen en cuenta las posibilidades que abren los fondos europeos de recuperación y que, además, la UE ya ha fijado para ese mismo año una reducción del 55% de sus emisiones.
También insiste en que, para la consecución de estos objetivos, es vital el desarrollo de las energías renovables. La ley establece que en 2050 el 100% de la electricidad se deberá generar con fuentes renovables y que, para el 2030, ese porcentaje deberá estar en el 74%. No obstante, la fuerza sindical reitera la importancia de una planificación adecuada, incidiendo especialmente en los potenciales impactos negativos en la biodiversidad y en la sociedad (especialmente en entornos rurales). UGT apuesta, en este terreno, por la eficiencia energética y el autoconsumo, así como en establecer medidas para reducir la demanda de energía y paliar la pobreza energética.
Finalmente, el sindicato lamenta que en la ley apenas se haga mención a la economía circular, puesto que considera que la lucha contra la emergencia climática y la economía circular deben ir de la mano, potenciándose mutuamente.