Cientos de agentes de las UIP (Unidades de Intervención Policial) se han desplegado en el centro de Madrid logrando neutralizar la manifestación no autorizada a favor de Pablo Hasél. La convocatoria, impulsada por grupos radicales de extrema izquierda, se ha reducido a tan solo una hora de protestas donde se ha anunciado una vendetta al grito: “Ahora nos vamos a casa pero pronto volveremos y seremos más. No nos pararán”.
El eficaz dispositivo de más de 1.000 efectivos formado por agentes antidisturbios, UPR (Unidades de Prevención y Reacción), brigadas de información y seguridad ciudadana, logró en tan solo una hora noquear las envestidas de los insurrectos que se concentraron sobre las 19:00 horas en Atocha y que estaba previsto avanzar en dirección Plaza de Cibeles. Los convocantes eran conscientes de la presencia de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y no dudaron en cargar contra los mismos aludiendo a que sufrían un supuesto “hostigamiento policial” a pensar de que se trataba de una concentración ilegal.
El MAR (Movimiento Anti-represivo de Madrid) se negó a notificar a Delegación del Gobierno de Madrid esta convocatoria bajo la excusa de que sería denegada por motivos de salud pública. “Decidimos salir sin convocarla. El de manifestación es un derecho democrático fundamental y tenemos plena potestad para ejercerlo”, alegaban desde el movimiento radical.
Los agentes incluso han sorprendido a algunos de los manifestantes intentando arrancar adoquines en las inmediaciones lo que auguraba una violenta noche de graves disturbios, daños y atentados contras las fuerzas del orden público.
El cordón policial consiguió que la marcha se disolviese pasadas las 20:00 horas tas la lectura de un manifiesto ante el bloqueo policial sin registrarse incidentes de relevancia. “De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste. Violencia es no llegar a fin de mes. Aquí están los antifascistas”, fueron algunas de las proclamas que han coreado ondeando banderas republicanas y del partido comunista.
Pablo Hasél se ha convertido durante las últimas semanas en un mártir más del escenario radical y anarquista relegando de este particular “trono” a los políticos catalanes independentistas que organizaron el golpe del 1-O. Esta vez, la excusa para provocar disturbios y saqueos es la idílica lucha contra el Estado y fuerzas opresoras (según denominan) a pesar de idolatrar a un personaje sobre el cual las autoridades judiciales decretaron su ingreso en prisión por delitos de enaltecimiento del terrorismo e injurias contra la Corona y las instituciones.
La frustración de los convocantes los ha llevado a denunciar una supuesta campaña de acoso policial y mediática que padecen las organizaciones autodenominadas “antifascitas”. Han llegado incluso a hablar de “persecución” respecto al bloqueo de estas manifestaciones que ya no solo se sustentas en preceptos ilegales e inconstitucionales sino que derivan en graves disturbios, daños materiales y atentan contra los efectivos policiales.