Algunas dependencias policiales en España son más adecuadas para abrir un museo de historia que para prestar un servicio público en el siglo XXI. La antigüedad media del total de comisarías y acuartelamientos de la Guardia Civil supera los 40 años y ello repercute directamente en las pésimas condiciones laborales a las que hacen frente los agentes. Un extremo que repercute también sobre la actual situación de pandemia por Covid-19 donde la propia arquitectura de las instalaciones imposibilita la implantación de un adecuado protocolo sanitario para evitar contagios por coronavirus.
En estas instalaciones no solo acuden policías y guardias civiles a los que se trata de distribuir en turnos estancos para minimizar el riesgo de exposición. También ciudadanos que acuden a realizar diversos trámites como interposición de denuncias, documentación… servicios externos de mantenimiento, víctimas y testigos citados para tomar declaración y también abogados que acuden a asistir a los detenidos en calabozos, “clientes” (estos últimos) más frecuentes en las comisarías en el segundo puesto del ranking tras los propios funcionarios.
Son precisamente los letrados los que han expresado sus quejas más contundentes ante las lamentables condiciones en las que prestan asistencia a los detenidos en comisarías. “En mi ultima guardia de asistencia al detenido, especialmente larga y difícil y durante la que mi defendido ha estado detenido prácticamente 48h, me he entrevistado con mi cliente en varias ocasiones y en todas ellas los espacios eran pequeños y carentes de ventilación”, manifiesta Ángeles Blanco en Twitter.
Uno de los factores que más preocupan es el uso de una sola mascarilla para los detenidos que permanecen largas horas y hasta días ingresados en los calabozos derivando en un riesgo de contagio por Covid-19 en el caso de ser portador, no solo para los propios agentes que lo custodian sino también para letrados, funcionarios de justicia debido a su posterior traslado a sede judicial e incluso sanitarios y personal civil en el caso de solicitar ser asistido por facultativo médico.
Casi a punto de cumplirse un año de la pandemia, los intentos por establecer un protocolo eficaz o incluso la adecuación de instalaciones provisionales para evitar contagios han sido infructuosas. “Como siempre olvidados hasta en el peor momento. Será que no es un “trabajo esencial”… no tenemos ni ventanas en las salas de vistas, y se supone que hay que ventilar? Como?”, manifiesta Elena, fiscal, en Twitter.
“Los abogados estamos cansados de asistir detenidos en salas pequeñas, sin ventilación y sin guardar la distancia de seguridad. Llevamos mucho tiempo poniendo en riesgo nuestra salud por no cumplirse las medidas de prevención é higiene necesarias”, expone Rosana Pérez, abogada. Y es que la zona de detención en la mayor parte de las dependencias de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, suelen ser lugares lúgubres, sin circuito de aire, sin ventanas ni luz en un afán arquitectónico que insiste efímeramente en velar por la seguridad. Como resultado, unas instalaciones que han inspirado en un sistema cavernario y retrógrado más digno de los reinos medievales que han inspirado Juego de Tronos que de un diseño moderno ajustado a las necesidades del presente y con capacidad de adaptación a los imprevistos del futuro.