Columna de Ricardo Magaz en h50 Digital Policial. “CRÓNICAS DEL NUEVE PARABELLUM”.
Poco antes de que la pandemia asaltara el año pasado nuestras vidas, se inauguró una exposición bajo el título “La Guardia Civil frente al terrorismo”. Fui a verla. Un panel con centenares de fotos de agentes asesinados por ETA y Grapo presidía la sala. De los casi mil muertos causados por el terrorismo en el último medio siglo, un tercio son de la Benemérita.
Carne de cañón
“Es un generoso oficio honrar a los muertos”, me dijeron cuando hice la mili decimonónica. Al poco lo comprendí en el País Vasco en los años de plomo del 79 al 82. Todas las semanas había un par de entierros exprés de policías, guardias o militares. En ese trienio fatídico cayeron asesinados bajo las balas y las bombas cerca de trescientas personas. Los terroristas mataban a placer, los abertzales les apoyaban a muerte y una gran parte de la sociedad vasca de aquella época guardaba silencio; solamente algunos se atrevían a desaprobar los crímenes en público. En esos tiempos sanguinarios las FFCCS éramos carne de cañón defendiendo la democracia. Pura estadística. Así de brutal y auténtico.
“EL MINISTERIO DEL INTERIOR SIGUE ACERCANDO TERRORISTAS CON LAS MANOS MANCHADAS DE SANGRE PARA “EVITAR MOLESTIAS A SUS FAMILIAS”
Voz a las víctimas
Fueron cambiando las cosas y el inmenso dolor, junto al trabajo policial constante y el Estado de Derecho, vencieron al terror. Bienvenidas, pues, las exposiciones y actos que dan voz a las víctimas, mantienen vivo el recuerdo y honran su memoria, pese a la indecencia de un Ejecutivo que pacta sin sonrojo con los herederos de los terroristas. Trescientos asesinatos de la banda etarra permanecen impunes. Mientras tanto, el Ministerio del Interior continúa acercando terroristas con las manos manchadas de sangre al lado de sus casas “para evitar molestias innecesarias de las familias”. Tal cual. Textual. La política sin moral siempre saca lo peor del ser humano. Descorazonador.
J.maria jironella..
Armaduras