Los productos básicos suben por encima de la media y hacen necesario subir el salario mínimo

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UGT insta a una revisión del sistema eléctrico que impida a las grandes eléctricas obtener beneficios injustos por aumentos puntuales del consumo eléctrico

El Instituto Nacional de Estadística ha publicado hoy los datos correspondientes al IPC del mes de diciembre. Aunque los precios en este mes aumentaron un 0,2% respecto a noviembre, la tasa interanual se mantiene en valores negativos, alcanzando el -0,5%, lo cual supone un aumento de 3 décimas respecto al dato registrado el mes anterior. La inflación media para el año 2020 se situaría en el -0,3%.

Una de las causas principales de este escenario se encuentra en la evolución seguida por los precios de los productos energéticos, puesto que, durante el pasado año, tanto la electricidad como los carburantes registraron una caída media anual por encima del 10% respecto a 2019.

Si se excluyen los precios energéticos junto con el de los productos no elaborados, se observa que la inflación subyacente no presenta valores negativos, aunque si pueden calificarse como “anormalmente bajos”. La tasa interanual se sitúa en el 0,1%, una décima menos que el mes anterior, quedando el dato para el total de 2020 en un 0,7%.

Por otra parte, si se examina la evolución de los bienes COVID-19, aquellos más consumidos por las familias españolas durante la pandemia, éstos han registrado una variación anual del 0,8%, un dato por encima de la tasa general. No obstante, sus precios se han reducido un 0,3% respecto al mes anterior.

Valoración

La tendencia bajista de los precios es clara, si se tiene en cuenta que 2020 cerró con valores de inflación negativos durante 9 de los meses del año, y con una tasa de inflación subyacente por debajo del 1%. Son unos registros coherentes con la situación a la que la economía se vio sometida debido a las medidas extraordinarias para frenar el COVID, y que, entre otras cosas, hacen prever que el PIB nacional vaya a descender más de un 10% en 2020.

Sin embargo, como ya se ha apuntado, a este escenario de inflación muy baja por cuestiones macroeconómicas, se ha añadido la evolución del precio de algunos productos energéticos específicos. Así, el barril de Brent, en el marco de una restricción global de la demanda, ha cerrado el año con una caída interanual del 27%; por su parte los precios de la electricidad han estado por debajo de los de 2019 en al mayor parte del año.

Esta situación de inflación baja no significa que se haya producido en todos los bienes y servicios. Como se observa en la siguiente tabla, la evolución seguida por algunos grupos de productos básicos o más consumidos por los hogares con menos recursos, ha sido superior a la tendencia del total del índice. Esto es más relevante en el contexto de reducción generalizada de las rentas de los hogares que se ha producido como resultado de la crisis del COVID-19.

Como ejemplo, puede verse en la siguiente tabla que la mayoría de los subgrupos del IPC han crecido por encima del IPC general en 2020.

Es especialmente significativa la subida de los alimentos y las bebidas, ya que son partidas de gasto más importantes en los hogares con menor presupuesto. Estos subgrupos han crecido entre el 1,4% y el 2,4%.

Por otro lado, se observan subidas importantes en otros grupos de gasto muy sensibles en los hogares, vestido o restauración. En este caso esta subida debe interpretarse con cuidado ya que, al tratarse de actividades que gran parte del año se han visto sometidas a medidas restrictivas la evolución de sus precios está distorsionada respecto a un año normal.

El aumento generalizado del precio de estos bienes difiere notablemente de la evolución de la tasa de inflación general y, además, acaba repercutiendo en mayor proporción en familias con rentas más reducidas, ya que el gasto destinado a los mismos representa un mayor porcentaje sobre el total de sus ingresos.

La electricidad

Los datos del mercado eléctrico han invertido la tendencia en los dos últimos meses del año 2020.

En enero de 2021, según apuntan los indicadores disponibles, se ha producido el mayor incremento en la serie histórica que se registra. Este aumento tendría su origen en el sistema de fijación de precios en el mercado mayorista eléctrico, que permite beneficios extraordinarios muy cuantiosos a las empresas que usen determinadas tecnologías de producción cuando se producen aumentos de la demanda anormales.

Revisar este sistema era un compromiso del gobierno de coalición, y UGT insta a que se examinen posibilidades de mejora en ese terreno, que impidan a las grandes eléctricas obtener beneficios injustos de aumentos de demanda puntuales.

La subida del SMI

UGT no comparte la decisión del Gobierno de congelar el SMI durante 2021. El aumento del precio de determinados productos básicos generará una pérdida del poder adquisitivo de muchas familias, haciéndose notar más en aquellas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad.

Además, como ya se ha demostrado con la subida del SMI en 2019, las familias con ingresos más reducidos son quienes más se benefician de los incrementos del salario mínimo. Por tanto, abordar una nueva subida durante este año serviría para reactivar el consumo y el crecimiento económico.

Para ello es imprescindible alcanzar unas condiciones sanitarias adecuadas y preservar los niveles de empleo, lo cual demanda una nueva extensión de los ERTE a partir de su plazo de finalización vigente a 31 de enero.

La congelación del SMI se trata de una decisión injusta desde el punto de vista social y, además, ineficiente en términos económicos. Es necesario seguir incremento dicha cuantía para avanzar en el compromiso del Gobierno de situarla en un 60% del salario medio antes de que concluya esta legislatura.

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