Se atisba una leve mejoría de los salarios, según la ETCL, como resultado de la relajación de las medidas de confinamiento y de la reincorporación al empleo de muchos trabajadores en ERTE.
Es imprescindible derogar la reforma laboral de 2012 y continuar protegiendo el empleo y los salarios mientras dure la pandemia.
Resulta fundamental aumentar el SMI a 1.000 euros para 2021 y que ningún convenio esté por debajo de esa cifra, como obliga el IV AENC.
Los datos de la Encuesta Trimestral de Costes Laborales del tercer trimestre de 2020, publicados por el INE, aunque siguen estando determinados por el impacto de la pandemia, muestran una leve mejoría como resultado de la relajación de las medidas de confinamiento. Así pues, en este tercer trimestre, el coste laboral total ha caído un 1,1% anualmente, en contraste con el descenso anual del 8,3% experimentado en el trimestre anterior. Esta moderación de la caída respecto al trimestre anterior se explica por la finalización del estado de alarma (concretamente, el día 21 de junio), lo cual dio paso al inicio de la desescalada y, con ello, a la reincorporación de muchos trabajadores acogidos a ERTE, que se redujeron hasta el medio millón, frente a los 3,4 millones que registró el trimestre anterior.
Por su parte, el coste estrictamente salarial se reduce en un 0,9% anual, a diferencia de la bajada anual del 9,4% que experimentó el trimestre anterior. En este caso, la disminución de los trabajadores en ERTE conllevó un aumento del volumen salarial a cargo de las empresas, pues los trabajadores protegidos bajo este instrumento reciben parte de sus ingresos a través de las prestaciones aportadas por el SEPE. Por otro lado, el coste laboral por hora efectiva presenta una subida del 4% anual, como consecuencia del descenso del 4,9% de las horas efectivas trabajadas respecto al mismo periodo de 2019.
El ligero repunte trimestral de los salarios es, por tanto, reflejo de la recuperación económica del tercer trimestre, donde el PIB creció un 16,7% respecto al segundo trimestre. Los datos expuestos muestran una coherencia con el contexto descrito, pero no pueden ser considerados como una señal de recuperación salarial, pues el desajuste estadístico sigue imposibilitando una evaluación realista de los cambios experimentados.
La recuperación debe asentarse sobre mejores empleos y salarios
Lo cierto es que el impacto de la pandemia continúa, y seguirá haciéndolo en los próximos meses, pese al optimismo que han insuflado las noticias sobre la consecución y difusión de una vacuna. En el mejor de los casos, la recuperación de la actividad, del consumo y de la inversión no serán plenas hasta meses después, y en algunos sectores la huella quedará de manera persistente, al cambiar algunas pautas de comportamiento.
Por ello, UGT considera esencial que se siga protegiendo el empleo hasta que sea necesario. De igual forma, el proceso de reconstrucción económica no puede apoyarse, como sucedió durante la pasada crisis, en una nueva devaluación salarial, una vía que se ha demostrado fracasada: son los salarios, como parte de un empleo de calidad, los que deben servir como punta de lanza para recuperar el consumo de las familias y volver a relanzar la actividad del tejido empresarial español.
Aumentar el SMI hasta los 1.000 euros en 2021
En este sentido, como ya ha trasladado el sindicato al Gobierno en la reunión del pasado 15 de diciembre, resulta imprescindible avanzar en 2021 en la dignificación del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), lo que implica elevarlo de manera que sus perceptores ganen poder de compra, que aumente el porcentaje que supone sobre el salario medio y que se sitúe en una cuantía razonable. Por eso, UGT propone elevarlo hasta los 1.000 euros mensuales (en 14 pagas), como parte de una estrategia sostenida que permita que alcance a final de legislatura una cuantía equivalente al 60% del salario medio del país, como recomienda la Carta Social Europea y como se ha comprometido el Gobierno.
El aumento del SMI, lejos de las teorías interesadas que vaticinan un impacto negativo en la economía y el empleo que los datos no sostienen, resulta un instrumento fundamental para impulsar la demanda interna, al elevar las rentas de los trabajadores peor remunerados e iniciando así el tránsito así hacia un nuevo modelo de generación de empleo digno. En suma, dada la coyuntura actual, donde los trabajadores con condiciones más precarias son quienes más han sufrido los efectos negativos de la pandemia, el SMI constituye una indispensable herramienta de solidaridad y distribución de la riqueza, una cuestión ineludible si tenemos en cuenta el último informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde se señala un alarmante repunte de la desigualdad económica en nuestro país.
Derogar la reforma laboral de 2012
En añadido, para UGT es fundamental que esta medida se acompañe de la derogación de la Reforma Laboral de 2012, una demanda que se hace más urgente aún en un escenario como el actual. Recuperar la negociación colectiva sectorial resulta esencial para transformar el actual modelo laboral bajo coordenadas más eficientes y justas, puesto que la salida a la crisis económica no puede volver a recaer sobre los hombros de la clase trabajadora.
En definitiva, tanto por una cuestión de eficiencia económica como de justicia social, UGT reclama un aumento de los salarios en 2021 de manera acorde al crecimiento económico que se espera, lo que requiere que se lleven a cabo los cambios mencionados. El Gobierno debe actuar para evitar que la recuperación económica no vuelva a sostenerse bajo unos cimientos débiles y la apertura de nuevas grietas sociales.