Terrorismo yihadista: o ellos o nosotros, ya no se puede mirar para otro lado

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Javier Rodrigo Ordoñez Inspector Policía h50

19/11/2020

El pasado 16 de octubre, el profesor de secundaria Samuel Paty, fue decapitado por un yihadista musulmán checheno; el terrorista islamista, de manera inmisericorde se recreó posteriormente subiendo a Twitter una fotografía junto al cadáver con un mensaje: “He ejecutado a uno de tus perros del infierno que han osado rebajar a Mahoma” iba dirigido al presidente francés, Emmanuel Macron.

Hace unos días, en la basílica católica de Notre-Dame de l’Assomption, en Niza; otro terrorista yihadista islamista degolló a 2 mujeres, de 44 y 60 años, y a un sacerdote. ¿Han observado un movimiento mundial o un desmedido interés general en condenar semejante barbarie, como ocurrió, por ejemplo, con la muerte de George Floyd en EEUU recientemente? Resulta extraño, ¿verdad?

Este artículo no versa sobre terrorismo, el autor no es experto en esa materia, sino sobre las humildes reflexiones de quien tras las variadas entrevistas de campo para realizar este artículo; y a la vista de hechos objetivos, intenta generar opinión y debate sobre algo transcendental hoy: la supervivencia, tal y como los conocemos ahora mismo, de algunos países de Europa; todo ello, por el peligroso coctel explosivo en el que estamos inmersos, y del que quizás no seamos del todo conscientes tal y como debiéramos: la grave amenaza yihadista que se cierne sobre Europa.

El problema del terrorismo yihadista, no es una amenaza subjetiva, es una realidad, así se lo han asegurado -sin ambages-, los servicios secretos franceses a su presidente Macron; “ya no nos enfrentamos a unos individuos concretos, nos enfrentamos a una masa que nos quiere destruir”.

Una situación real, la del islamismo fundamentalista que puede destruir nuestra democracia en cualquier momento; de hecho, ese es su objetivo.

¿Que nos ha llevado hasta aquí? Algunos ingredientes son: el buenismo acomplejado de nuestros políticos; el confundir la inmigración irregular mal gestionada con el racismo; y la evidente falta de integración de gran parte de la comunidad musulmana en los países de acogida.

Políticos que crean el ideario del “pensamiento único” que nos domina.

Esas ideas nos son grabadas subliminalmente a través de los medios de comunicación, en las radios, televisiones y periódicos, con sus tertulias, editoriales, y artículos de opinión.

Desde esos medios nos han impuesto una serie de mantras “incuestionables”; de los que se han aprovechado los fanáticos yihadistas musulmanes.

Estas consignas y eslóganes, que sirven para justificar y tapar algunas conductas inadmisibles en Occidente, son muy recurrentes, y las escuchamos constantemente:

  • “Si estás en contra de la inmigración, incluso la irregular o ilegal, eres un racista”. Salvo que seas cristiano y vivas en Teherán.
  • “El Islamismo respeta a las mujeres, de hecho, llevan velo porque así lo deciden libremente”; excepto cuando a un imán, normalmente un fanático, se le ocurre determinar que alguna tenga que ser azotada con 50 latigazos en su espalda, por no cumplir con el decoro impuesto a una mujer por su religión. Y eso, lo decide él, tras ardua y reflexiva jurisprudencia doctrinal; la suya, conducta propia de un animal salvaje sin civilizar.
  • “Todas las religiones son respetables”, hasta que lees, y compruebas que cierto código religioso, autoriza a matar por la espalda a los que llaman infieles, los que tienen otras religiones.
  • “Todos los terroristas suicidas, son analfabetos, surgen de la pobreza, la miseria y la opresión”, hasta que con el 11-S te enteras que Mohamed Atta, y demás “mártires” eran todos eruditos universitarios provenientes de familias muy acomodadas, cuando no millonarias

En esta misma línea, y a modo de ejemplo: está prohibido insinuar que hay una parte del islam muy peligrosa, que quiere e incentiva una guerra santa, que, organizada por un grupo de fanáticos y radicales imanes desde algunas mezquitas, sufragadas además con dinero público, inoculan odio e incentivan el aniquilamiento de quienes profesan otra religión, como el judaísmo y el cristianismo, por considerarlas doctrinas que no se someten a su dios.

No se puede decir, ni por asomo, que hay generaciones de jóvenes musulmanes franceses, holandeses, u alemanes que no saben hablar el idioma de donde han nacido porque está mal visto en su propio entorno familiar, y que no se sienten ciudadanos de esos países pese a recibir, ellos y sus familias, numerosas y generosas subvenciones, subsidios, ayudas y pagas.

Es indebido hablar en público de una realidad obvia: que en ciertos lugares de Europa se está consintiendo los matrimonios forzados a mujeres, o que muchas de estas mujeres musulmanas tienen una presión brutal por parte de sus propios familiares varones, que les dicen cómo hay que vestirse, cómo tienen que actuar, hasta tienen prohibido maquillarse.

No se puede hablar de la mutilación genital femenina, no se escuchará ni una sola palabra de esa aberración en tertulia radiofónica o televisiva alguna que se precie de defender los derechos de la mujer. Parece que esto no va con el feminismo imperante.

Está mal visto señalar, que el verdadero objetivo del islamismo radical, es conquistar Europa, y sobre todo España, para implantar un califato, e implantar la sharía, y en el que el Estado de derecho quedaría anulado, por una teocracia, en el que el poder religioso imperaría y prevalecería el judicial, ejecutivo y legislativo; y en el que quedaría proscrita, prohibida y perseguida cualquier otra religión.

Alguien te podría señalar con desprecio, simplemente si te escucha decir que en muchos países donde profesan esas costumbres se mata cruelmente a los homosexuales y son tratados como animales destinados a la muerte.

Tampoco se puede asegurar que las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres, y que pueden ser vilmente lapidadas a pedradas en caso de adulterio.

Queda inoportuno hablar de los delitos de honor; causas: el haber perdido la virginidad antes de casarse; haber sido violada; mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio o negarse a contraer un matrimonio arreglado.

Cualquiera de estas situaciones descritas puede suponer y decidir que esa mujer debe morir, por sentirse “avergonzados” de ella, y para restituir el honor de su familia. Aterrador.

Esto no viene de ahora, sino desde hace muchos años, ha habido señales, alertas que indicaban que este monstruo se estaba gestando e iba creciendo, y los poderes públicos tendrían que haber evitado que esto fuera a más; pues el permitir estas prácticas ha dado alas al terrorismo yihadista.

Hay quien podría pensar que esto ocurría en el siglo XV, pero no; tan solo entre 2007 y 2009 se registraron 38 casos de muerte de mujeres en los Países Bajos por delitos de honor.

En el año 1987, en el primer curso de Magisterio de la Universidad de Oviedo, un profesor de Geografía, don Alberto, fanático de la Estadística y de la Demografía, en una clase magistral a la que asistió el autor de este artículo, ya decía entonces que la estrepitosa caída de la natalidad en Europa suponía que había que pensar que en los próximos años la inmigración era necesaria, y también aseguró que si esa tarea, -muy complicada-, no se realizaba con inteligencia por parte de los países de acogida, podía suponer una tragedia: pues ahí se mezclarían 4 partes muy difíciles de gestionar e integrar a la vez; la economía, los valores de esa sociedad, su acervo cultural; y la religión. Acertó. Y hace 33 años de eso.

Muchos de los que leerán estas líneas, jamás habrán escuchado, leído o visto en periódico, radio o televisión alguna, que en una barriada parisina se quemó viva hasta la muerte a una joven mujer magrebí de diecisiete años, Sohane, fue el 4 de octubre de 2002, que dio pie a una manifestación, -de muy poco recorrido periodístico, por cierto- bajo el lema: “ni putas ni sumisas” que contribuyó de forma efectiva a la promulgación de la llamada ley del velo en Francia.

En el libro, Mientras Europa Duerme, escrito en 2007, de Bruce Baer, uno de los mejores libros de análisis sobre el germen del yihadismo, del terrorismo islamista, y de cómo el islamismo radical está destruyendo Occidente desde dentro; se testimonia, paso a paso, lo que está sucediendo ahora mismo en Francia, Holanda, Noruega, Gran Bretaña, etc., con ¡14 AÑOS DE ANTELACIÓN!, luego, no podemos decir que nadie lo había advertido antes.

A algunos les ha ido la vida en ello por denunciar estas situaciones; el cineasta y escritor holandés Van Gogh, fue asesinado brutalmente en 2004 por un miembro de una organización islamista radical tras ser acuchillado y acribillado a tiros, por hacer público que consideraba que el islamismo radical era una amenaza directa hacia las sociedades democráticas occidentales. Eso ocurrió hace 16 años.

Este hecho, tuvo lugar tras el estreno de su película Submission, que abordaba, ya entonces, en Europa, el tema de la violencia contra las mujeres en las sociedades islámicas.

Éste, acababa de terminar una película sobre otro asesinato, el del líder holandés Pim Fortuyn que durante la campaña electoral de 2002 fue acribillado a tiros en un parking por un yihadista “para proteger a los musulmanes” por sus posiciones críticas hacia las políticas de inmigración indiscriminada y contra el fundamentalismo islámico.

Cesar Vidal, prestigioso abogado, periodista, teólogo y escritor, ha señalado recientemente en una entrevista: “un país de 8 millones de habitantes no puede recibir una inmigración descontrolada irregular islámica porque saben que desaparecerán como país: un ejemplo, Suecia, tiene 8 millones de habitantes, y está a punto de ser un estado fallido y lo que era el paraíso escandinavo es ahora el infierno escandinavo”

Parece que hay quienes no lo quieren entender: son los mismos que te dicen que no todos los musulmanes son terroristas yihadistas, pero no quieren escuchar que todos los terroristas yihadistas son musulmanes.

Hay que decir alto y claro que la yihad islámica, representa un grave peligro para Occidente; y que ya lo tenemos aquí.

El Observatorio de atentados yihadistas informa que sólo en  octubre de 2020 han tenido lugar 163 ataques documentados en los que han perdido la vida un total de 817 personas, han sido  20 los países en los que se ha producido al menos un atentado de inspiración yihadista, siendo estos: Alemania, Francia, Afganistán, Siria, Irak, Pakistán, Filipinas, Tailandia, Marruecos, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Camerún, Chad, República Democrática del Congo, Somalia, Arabia Saudí, Tanzania y Mozambique,.

Arturo Pérez Reverte, en su columna dominical del 1 de febrero de 2012 de XL Semanal escribió un artículo titulado Es la guerra santa, idiotas, y en ella señalaba textualmente: “Porque es la Yihad, idiotas. Es la guerra santa. Lo sabe mi amigo en Melilla, lo sé yo en mi pequeña parcela de experiencia personal, lo sabe el que haya estado allí. Lo sabe quién haya leído Historia, o sea capaz de encarar los periódicos y la tele con lucidez… Lo sabe quién vea la pancarta exhibida por un joven estudiante musulmán -no en Damasco, sino en Londres- donde advierte: «Usaremos vuestra democracia para destruir vuestra democracia».

Pero de nada servirá, si los musulmanes que están en contra de la violencia -que son la mayoría-, no toman conciencia que deben y tienen que renegar y hacer frente a esas peligrosas facciones fanáticas, y ser conscientes que, con su miedo y silencio, ayudan a sus enemigos, que son los nuestros; todos juntos debemos combatir a esta lacra, nuestro futuro, seguridad, y la democracia de nuestros países están en juego. No podemos perder esa batalla.

El pasado 14 de noviembre el diario La Razón, publicaba una mala noticia: el yihadismo había dado orden de atentar contra España, como en Paris y Viena; pero otra muy buena: que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españoles lo han evitado. Y lo seguirán haciendo sin duda, por la profesionalidad, acierto y ejemplaridad mayúscula, virtudes todas ellas tantas veces demostradas.

Por cierto, islam, significa, entre otros términos: sumisión.

@JaviRodrigo11

Un comentario sobre “Terrorismo yihadista: o ellos o nosotros, ya no se puede mirar para otro lado

  1. El problema principal y el peor es que no pueden ser la solución ni darla quienes nos han traído a esta situación. Ya la han cagado bastante y demostrada su enorme pericia precisamente en eso, en cagarla….. En la sociedad se impone un cambio en la directiva y tampoco es que los que se postulan para el puesto vayan a mejorar nada, como nada mejoraron antes de cambiar de siglas. Mal arreglo tiene esto si no imponemos una ideología realmente nueva, la del puro sentido común, que resulta ser el menos común de los sentidos.

    Reciba un cordial saludo.

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