El sindicato de seguridad privada Sindicato Libre de Seguridad, ha hecho pública una nota en el que pone de manifiesto su postura sobre la controvertida circunstancia de las necesidades del servicio en la seguridad privada.
Una nota que transcribiremos literalmete, evitando así la desnaturalización de la misma y que llegue al trabajador del ramo de la seguridad privada de manera íntegra, evitando cualquier tipo de interpretación que de un mensaje equivocado.
Necesidades del Servicio (comunicado del Sindicato Libre de Seguridad)
Cada vez se ve más a menudo en la Seguridad Privada por parte de los empresarios a través de sus Jefes de Servicio, o de sus Inspectores, realizar la manipulación del cómputo mensual establecido en el artículo del Convenio Colectivo que bajo el título: Jornada de Trabajo, desarrolla todo lo referente a este aspecto, y más concretamente a las famosas e inamovibles 162 horas que realmente son nuestro cómputo mensual.
Es importante poner todo esto en situación para que no se pierda nadie en los caminos y veredas que atraviesan el espeso bosque por donde nos hacen ir y venir nuestros queridos y esforzados empresarios.
Con el cambio de ciclo que supuso para la Seguridad Privada la grave crisis financiera y económica del 2008, de la que nunca se terminó de despegar y que ahora se ha visto complementada con la Pandemia, las empresas tuvieron y han tenido que ajustar las plantillas sobredimensionando los servicios como medida precipitada y urgente de adaptación de los mismos. Por consiguiente, la decisión de realizar despidos masivos en la Operativa no se ha contemplado de la manera tan drástica como lo hicieron en otros sectores, aunque en los departamentos de Estructura sí se han visto despidos de personal con poca antigüedad y/o enchufes insuficientes.
Entre esos pitos de antes soplados por un gobierno del PP, y estas flautas actuales tocadas al alimón por el Gobierno de coalición, la canción más escuchada ha sido la de los ERTEs, música que no desafina tanto como la producida hace una década, ya que mantiene los puestos de trabajo en los casos de contratos estables, y también en muchos con menos estabilidad, pero necesarios, como ocurre en nuestro Sector.
Pero a nosotros lo que nos viene preocupando como decíamos al principio, es que cada vez se ven más los engordes de plantillas en los servicios para evitar que se generen horas extras. Un problema que las Inspecciones de Trabajo, y el Ministerio del mismo ramo vienen persiguiendo de manera cada vez más implacable, gravando con sanciones económicas a las empresas que sobrepasan unos límites que, hasta el comienzo de la primera crisis grave de la que hacíamos alusión, daban unas cifras escandalosas de miles de horas mensuales en cada empresa.
Ante la situación que se les planteaba, los empresarios han intentado camuflar las todavía excesivas horas con esos rellenos en los servicios, de tal manera que en los meses en los que por lógica nadie quiere gastar sus vacaciones, se encuentran que las plantillas no llegan al famoso cómputo, y algo tienen que inventar para que esas horas de defecto que se generan sean devueltas sea como sea.
La mala planificación, y esa manía de hacer cálculos anuales basados en pura matemática, sumando horas del servicio, multiplicadas por meses, y finalmente divididas por turnos de vacaciones de los trabajadores en bloques de quince días, les da la fórmula de cuadrar sus cuentas, pero sin tener en cuenta que de esa forma tan cuadriculada lo que están es obligando a los trabajadores a disfrutar las vacaciones cuando a ellos se les ponga en las cuentas, o en otras partes del cuerpo que por decoro no vamos a mencionar.
Ahora, o mejor dicho, desde que las vacas adelgazaron, y el monte dejó de ser todo de orégano, cada vez se prodigan más estas fórmulas. Se ha intentado que haya en la mayoría de los denominados “servicios estables” un cuadrante anual; pero ese modelo no termina de gustar ni a unos ni a otros: el encorsetamiento que ello supone en un trabajo como el nuestro, tan variable y voluble, tan cambiante, tan poco estructurado, y en ocasiones, tan anárquico, termina siendo imposible desarrollar.
Esto al final desemboca en que, cada vez más, en los servicios los vigilantes no lleguen al cómputo en determinados meses, y ahí es donde los empresarios utilizan la interpretación sesgada e interesada y muy poco clara de las palabras: “necesidades del servicio”, esas que otorgan la potestad del empresario a que el trabajador le resarza de las supuestas horas perdidas en el mejor momento que les convenga a él, aunque al trabajador le fastidie, y aunque en el artículo en cuestión ponga, que se dispone de dos meses para hacerlo en el mismo o en diferente servicio, ellos lo que están haciendo es: presionar, engañar, amedrentar, forzar, adulterar, intimidar, y un largo etcétera de artimañas para que esas horas sean devueltas cuando a ellos les interese, y no al contrario.
Como se puede ver claramente, lo que sí desarrollan con esa habilidad que les caracteriza, es ese “debes horas a la Empresa”, que sin lugar a dudas es una información innecesaria, ya que todo trabajador sabe de sobra que no ha llegado a las 162 horas porque hay demasiada gente para tan poca jornada. Y es en ese momento cuando el inspector de turno, lo convierte en amenaza al comunicar al trabajador deudor, que en Julio, o Agosto, o en ambos dos, tendrá que hacer excesos de jornada que, por supuesto no se abonarán como horas extras debido a esa liquidación de la deuda contraída.
Si el trabajador se pone un poco bravo y replica, o se defiende amparándose en que sea la Justicia Laboral, o la Inspección de Trabajo la que dirima la cuestión; entonces, en ese caso y dadas las circunstancias, no les queda más remedio que ofrecerle, o directamente darle días libres a quienes las realicen. Aunque con lo avispados que son, los hay que han decidido salirse por la tangente y empezar a abonarlas poniendo en las nóminas el concepto de “atrasos”; esa técnica uruguaya que en los años ochenta se desarrollaba con tanta soltura como gracia por una importante mayoría de empresas en el sector, y con ello hacer pagos en negro, y no liquidar con Hacienda ni con la Seguridad Social las partes correspondientes de impuestos y cotización. Un ejemplo claro de: donde fueres, hagas lo que vieres. Y en España tenemos muy claros ejemplos de esto, empezando por el que más manda, y siguiendo por los que lo protegen.
En definitiva, compañeras y compañeros, como veis, por más que lo intentamos, no somos capaces de averiguar en qué se basan para ejecutar las famosas, volubles y escurridizas “necesidades del servicio” que tanto dan de sí. Esperamos que el Observatorio de la Mesa del Convenio en su trabajo incansable de remodelación del articulado nos lo pueda aclarar cuando lleguen a él. Para entonces, a lo mejor muchos de nosotros nos habremos prejubilado; pero no a los 61 años con el 85/15, si no a los 63 y 10 meses. Pero de esto hablaremos en otro momento.