Últimamente nos hemos hecho eco de varias noticias fatídicas en las que nos informan de que algunos progenitores o familiares a su cargo, de distintas ciudades y comarcas españolas, olvidan a sus pequeños en los vehículos mientras ellos realizan actividades rutinarias o desempeñan sus labores.
Algunos de estos casos, han terminado con la vida del menor debido a las altas temperaturas y otros factores condicionantes.
Es lógico alarmarse y culpar de manera directa a la persona que “olvida” a su pequeño. ¿Cómo se va a olvidar de algo tan importante? No es posible. Si buscamos en la parte más profunda del asunto, la única manera que tenemos de entenderlo, será basándonos en el estilo de vida al que nos vemos inmersos todos los ciudadanos de a pie. Vivimos en un stress continuo, en el que la rutina es la clave para satisfacer la demanda que nos impone esta sociedad que hemos creado.
“Vivimos en un stress continuo, en el que la rutina es la clave para satisfacer la demanda que nos impone esta sociedad que hemos creado”
A nivel fisiológico, está comprobado, que altos niveles de estrés inciden de manera directa en el sistema nervioso central. Este automatismo hace que centremos toda nuestra atención en nuestro objetivo a cumplir, nos lo exige la situación. “Olvidamos” los detalles que están fuera de esa rutina diaria.
Esta sería la única forma de entender como progenitores, abuelos, hermanos… puedan olvidar, con resultados fatales, a su bebé en un coche. Seria interesante entender como cada uno de nosotros alguna vez hemos olvidado algo y, al cabo de un tiempo, hemos recordado lo que teníamos que hacer y hemos vuelto para realizarlo.
En el caso de estos trágicos sucesos, no es un descuido, es el producto de la mecánica rutinaria que nos impone nuestro ritmo de vida, olvidando a veces las cosas que realmente sí son importantes.
Raúl Motilla Urbaneja
Psicólogo infanto-juvenil
Centro de atención médica infantil MAVEGO
www.mavego.es