Columna de Ricardo Magaz en h50 Digital Policial. “CRÓNICAS DEL NUEVE PARABELLUM”.
El día que el inspector de policía de segunda clase Alipio Morgades tiró de pistola en el puerto de Algeciras, el telediario de la noche abrió con un Pedro Sánchez venido arriba: “Gibraltar es hoy más español que hace 300 años; los hijos de la Gran Bretaña se han bajado los pantalones en las negociaciones del Brexit”, dijo el presidente con un pie en Moncloa y otro en los mundos de Yupi. Al cabo, la chica de la tele dio paso al nuevo bloque de noticias: “Diez narcos detenidos y dos toneladas de hachís intervenidas en La Línea de la Concepción después de un intenso tiroteo en una de las mayores operaciones policiales contra el tráfico de drogas en la zona del Estrecho, supervisada por el intendente jefe de la división de estupefacientes”.
Acodado en la desgana de la barra del Toni´s copas, a Morgades se le escapó la risa floja y una bocanada de humo. Alipio es uno de esos polis flemáticos a los que su mala reputación de madero resolutivo le salva el prestigio ante el lumpen callejero. “Estos tipos son tan idiotas que soltarían un jilguero para que viviera feliz en el baúl de la abuela”, murmuró para sí mientras encendía otro Marlboro pese a la advertencia del cartel…
Y como esta columna de “Crónicas del nueve parabellum” en H50 lo aguanta casi todo, hasta aquí el nuevo episodio de la saga del inspector de segunda Alipio Morgades, un sabueso con la nevera vacía, la cama sin hacer e infinito amor por los perros. El relato completo, en la próxima entrega semanal. Nada en exceso.
(*) Ricardo Magaz es profesor de Fenomenología Criminal en la UNED, escritor y miembro de la Policía Nacional (s/a)
Fumar es de idiotas. Yo he sido uno