Son muchas las ocasiones a lo largo de nuestra vida social en las que podemos presenciar algún tipo de accidente ocasionado de manera fortuita y alejados de cualquier intención. Es el caso de los atragantamientos, producidos por comida o algún tipo de material inerte, especialmente entre los más pequeños.
Afortunadamente, el Servicio de Asistencia Municipal de Urgencias y Rescates (SAMUR-Protección Civil) ofrece al igual que otros medios, una serie de indicaciones para saber cómo actuar en el caso de que presenciemos un atragantamiento.
En primer lugar, debemos comprobar si la persona con síntomas de atragantamiento puede toser por sí sola, en cuyo caso deberemos animar a la víctima a que lo haga con fuerza. Si no pudiera toser o la tos no le produjera ningún efecto calmante, pasaríamos a realizar compresiones abdominales en el cuerpo de la persona afectada, siempre que no sea una embarazada, alguien con obesidad o se tratara un bebé lactante.
Esta acción se denomina Maniobra de Heimlich y se realiza de la siguiente manera:
- Colocarse de pie detrás del afectado y abrazarlo por la espalda con los dos brazos.
- Inclinarlo hacía delante para facilitar la salida del objeto causante de la obstrucción.
- En esta posición, colocar una mano cerrada apoyando el puño sobre el abdomen (entre el ombligo y el final del esternón) y colocar la otra mano recubriendo la primera.
- Presionar rápidamente y con fuerza en ese punto, en dirección hacia dentro y hacia arriba.
Finalmente si observáramos que la víctima queda inconsciente y se desploma, iniciaríamos una reanimación cardiorrespiratoria (RCP) con las compresiones torácicas correspondientes en el centro del pecho, tal y como indicábamos en una información reciente.
En una situación de extrema urgencia relacionada con estos incidentes en menores de 1 año, el protocolo a seguir es el de colocar al bebé boca abajo, con la cabeza más baja que el resto del cuerpo, sobre uno de nuestros brazos, de tal forma que podamos aplicar con seguridad cinco golpes secos en la espalda, entre las escápulas.
Posteriormente, daremos la vuelta al bebé, colocándolo boca arriba con la cabeza más baja que el resto de su cuerpo y sobre uno de nuestros brazos. En esta posición realizaríamos cinco compresiones torácicas con dos dedos en el centro del pecho.
Estas dos maniobras se deben alternar hasta comprobar que el niño respira o bien lleguen los servicios de emergencias (112), previamente avisados y comunicados de cualquier cambio en estado del paciente.
Precisamente, este miércoles ha sido noticia el dramático momento en el que un policía del estado de Michigan (EEUU) salva la vida de un bebé que no podía respirar, según recoge el diario ABC, donde se puede apreciar la escena en un vídeo con final feliz.
El agente, una vez que verificó si las vías respiratorias del bebé estaban obstruidas, logró reanimar al niño de apenas dos semanas de vida delante de sus padres.
Ustedes deberían reinvindicar está enseñanza en las escuelas.Es imprescindible.