El 28 de junio de 1986 la banda terrorista ETA asesinaba a Francisco Muriel Muñoz, de 30 años, natural de Archidona (Málaga). Estaba soltero, había ingresado en 1979 en la Guardia Civil y era integrante de los Grupos Antiterroristas Rurales (GAR).
Aquel día, los terroristas habían planificado una siniestra oleada de atentados contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en diversos lugares de la geografía vasca, uno de ellos supuso la muerte de Francisco, primer caído en acto de servicio del GAR a manos de ETA.
Eran sobre las 8:30 horas, cuando un artefacto explosivo accionado a distancia explotó al paso del vehículo de los GAR que realizaba el trayecto en la carretera de Zarautz hasta el Alto de Meagas. La explosión acabó en el acto con la vida del agente Francisco Muriel Muñoz resultaron heridos los guardias civiles Manuel Ángel Arenal Linares, Juan Carlos Carballo Gañán, José María Baltasar Gil, Ramón Perona Sánchez, Luis Pérez Bao y José Carlos Marrero Sanabria. Este último, fallecería casi dos años más tarde en un hospital psiquiátrico en el que fue internado debido a las secuelas cerebrales que le produjo el atentado.
Poco después de esta primera explosión, cuando agentes de la Guardia Civil que rastreaban la zona sufrían las consecuencias de otra bomba accionada a distancia resultando varios agentes heridos por perforaciones timpánicas.
El fanatismo terrorista detonó ese mismo día una bomba escondida en una papelera de la calle Cortes de Bilbao. Este vez el objetivo era acabar con la vida de los policías nacionales que circulaban en vehículos oficiales por el lugar. Afortunadamente, la bomba fue detonada antes del paso de los coches aunque resultaron heridos cuatro policías nacionales y un civil.
Los etarras José María Pérez Díaz y José Antonio López Ruiz fueron condenados a penas de 197 años de cárcel como autores del atentado; Begoña Uzcudun Echenagusia, a 106 años de reclusión; José Ignacio Urdiain Ciriza, a 197 años de cárcel y Miguel Azcue Berasaluce, a las mismas penas que los anteriores. Además tuvieron que indemnizar económicamente a los herederos de Francisco Muriel Muñoz y a los agentes que resultaron heridos.