A estas alturas ya es más que conocido por la mayor parte de ustedes que los policías nacionales cada año tenemos la oportunidad de solicitar plaza en otra provincia distinta a la que nos encontramos, pudiendo obtenerla siempre y cuando tengamos los puntos de baremo suficientes para ello.
Posteriormente a la confirmación del traslado, causamos baja en nuestro destino y nos incorporamos en el nuevo semanas después.
Pues bien, ¿se imaginan que cuando eso ocurre, la Dirección General de Policía solicitara a los policías que se trasladan que entregaran la pistola reglamentaria que tienen “a su cargo”? ¿O que instaran a hacer entrega en las plantillas que dejan, de los grilletes (esposas) de dotación? ¿O la defensa reglamentaria? ¿O de parte de la uniformidad, por ejemplo, la gorra y la botas? ¿Sería absurdo verdad? Sería cuanto menos, caricaturesco, ¿cierto?
Pues no imaginen tanto, porque es lo que está ocurriendo.
Ahora mismo, muchísimos policías que han obtenido plaza en otra provincia (la mayoría, en sus hogares de origen después de años “fuera”) están siendo requeridos a entregar en los destinos que abandonan los chalecos antibalas que les fueron asignados.
Como lo oyen (o como lo leen): después de años usando un chaleco antibalas pegado a su cuerpo tanto en invierno como en verano y tras abandonar su destino, deben entregarlo.
¿Acaso dejan de ser policías en su nuevo destino? ¿Acaso el policía que va a una nueva provincia no tiene la posibilidad de desempeñar nuevamente el servicio en un puesto operativo como pudiera ser un “Zeta”, Seguridad o Conducciones y Custodias? ¿Es que los policías en sus nuevos destinos son, de repente y mágicamente, inmunes a las agresiones físicas?
¿No sería lógico que, por operatividad, eficiencia e higiene, al igual que el policía en su traslado se va con todos sus “bártulos” (pistola, grilletes, uniforme, etc.) a su nuevo destino, lo haga también con el chaleco antibalas que le fue entregado? ¿No sería más necesario y prioritario que en lugar de que dichos chalecos vayan dando vueltas de mano en mano, el Ministerio del Interior adquiera de una vez por todas y sin excusa, un chaleco antibalas para cada policía y así evitar que ocurran estas situaciones?
Porque con esto están protegiendo a un santo, pero están desprotegiendo a otro.
Para la Administración es más cómodo y barato que los policías rulen sus medios de protección que adquirir los necesarios para todos. Total, son policías, ellos lo aguantan todo.
No es mi caso pues yo no me traslado pero aún así he querido comprobar mi “recibí” de cuando me entregaron mi chaleco antibalas en 2017 (habiendo entrado en 2009 en la Policía no está nada mal 8 años de espera para recibirlo pues aún hay muchos policías, con más antigüedad que yo, sin él) y he podido corroborar que el mismo es de dotación individual y asignado a mí de forma particular por lo que no tiene sentido que, en caso de traslado, me exijan devolverlo. A no ser que en mi nuevo supuesto destino, me aseguren y demuestren que sería inmune a cualquier tipo de agresión.
Podríamos comprender que, como es lógico y suele ocurrir, a la hora de hacer una primera asignación, el chaleco antibalas se entregue a unidades con preferencia como son la seguridad ciudadana y puestos operativos no así que, después de años, para paliar esa mala organización (la no compra de los chalecos necesarios para todos los policías), se pretenda solucionar dejando sin su protección a los policías solo porque cambian de destino.
Por eso, y porque entiendo (o así quiero creerlo) que esto solo se trata de un error debido a puros motivos burocráticos, humildemente (y creo que hablo en nombre de todos los policías), insto a la Dirección General de la Policía a que corrija la situación porque puede y debe, y así asegurar que cada policía que se traslade lo haga con cada una de las herramientas que la Policía le facilita, incluido algo tan importante y necesario como es el chaleco antibalas de dotación individual.
César Augusto Alvarado Cano para h50 Digital Policial (@CesarAlvCa)
Gracias por el artículo, muy claro en el planteamiento y muy lógico (la Administración debería aplicarse esta clarividencia).