Este terror estamos viviendo cobrará víctimas, pero no sólo los que han muerto o les han sedado, quitado la vida por el mero hecho de ser mayores. Una realidad brutal que en muchos sanitarios causará pesadillas porque les han abastecido de medicinas de sedación no curativas. Se han visto inmersos en un sistema les absorbe y en donde el fin de la Medicina desaparece que es salvar vidas.
Fuerzas de Seguridad sin protección porque para algunos fanáticos del poder es egoísmo. Nada de eso ,su protección es imprescindible, altamente necesaria porque ellos nos salvan la vida exponiendo la suya .Era emocionante escuchar sus sirenas a la vez que los aplausos en los balcones pero también se lo han prohibido .Tampoco puede figurar en su historial son víctimas de Covid19 .Ya han caído algunos en esta batalla, jóvenes, con familia y proyectos .El duelo de sus familias no es un duelo simple ,es más traumático y máxime si su vida se segó sin garantías de prevención.
Es normal sentir odio, rechazo a la vez que impotencia y desorientación. El stress sufrido por los sanitarios ya se da en la actualidad y después puede verse magnificado. Las personas sujetas a encierro a las que bruscamente paralizaron su vida, su trabajo, su contacto con el exterior. Las redes están dañando psíquicamente al ver informaciones contradictorias y creación de grupos por inexpertos que causan depresión, agobio y hastío. Mensajes de Facebook y whassap de videos repetidos, de cadenas de oraciones afirmando si no las envías sucede una desgracia.
Superchería, acumulación de mensajes e información no aportan nada positivo. Todo, en su justa medida, es equilibrante pero el exceso es nocivo. El control mental se pierde. La gente suele no querer oír de realidades, sabiendo que es el inicio y el paso hacia una pronta recuperación. Aunque en un primer momento de shock se produce una negación de la realidad hay que asumirla para afrontarla y vencer. Si un enfermo se niega a saber que padece una enfermedad estará obviando las vías para su curación, Confiar y creer que todo esto es pasajero aunque sea tremendamente difícil por todos los que se han quedado en el camino. Sin una mano amorosa le anime, muriendo en soledad, sin defensa.
Las imágenes de cadáveres en bolsas con una etiqueta son escalofriantes y parece no haber seres humanos tratados como tal. Sin despedidas, frialdad absoluta. Personas escapan de hospitales por miedo a la muerte cambiando esa imagen de la policía amiga por el enemigo los detiene cumpliendo normas. Uno no entiende porque no se respetan los derechos.
Protocolos injustos con ancianos y minusválidos que también merecen vivir. Derecho a la asistencia sanitaria de todos sin distinción de edad. Pero esperamos y lucharemos con fuerza titánica por una sociedad nueva hallándose en la base la palabra más hermosa HUMANIDAD.
Pilar Enjamio.
Psicólogo