Hasta bien entrada la noche de ayer los máximos responsables operativos de la Dirección General del Cuerpo mantuvieron distintas reuniones en las que se fueron fijando pautas de actuación para cada uno de los escenarios posibles. El desafío es máximo porque «no solo hay que movilizar todos los recursos humanos y materiales disponibles, sino hacerlo de forma sostenida en el tiempo», ya que las decisiones del Ejecutivo estarán vigentes al menos dos semanas. «No hay precedentes de algo así», insisten las fuentes.
La Dirección General de la Policía ya ha dictado una nota informativa provisional. Esa orden, que aún no ha sido firmada, recoge cuál sería el marco de actuación de la Policía Nacional e incluye como previsible que se verá limitada la circulación de personas en horas y lugares determinados o se condicionarán al cumplimiento de ciertos requisitos, y advierte que esto «conllevará la adopción de medidas de especial intensificación operativa».
El documento, titulado «Escenario ante una posible declaración de estado de alarma», aclara que de conformidad con esa normativa, los agentes tienen la obligación de presentarse cuando sean emplazados ante la declaración del estado de alarma y que solo quedarían excluidos aquellos que se encuentren en cuarentena o infectados por el coronavirus.
Esta nota interna, señala que habrá un despliegue de efectivos a los que se podrá asignar funciones distintas de las correspondientes al puesto de trabajo que se encuentren desempeñando. La seguridad ciudadana, la base del trabajo policial, marcará el resto de actuaciones.
«El mayor peso del dispositivo en Madrid lo llevará la Jefatura Superior de Policía, que cuenta con cerca de 13.000 agentes, aunque lógicamente la Guardia Civil lo liderará en su demarcación». En los dos escenarios, las Fuerzas de Seguridad contarán con el apoyo de los 6.000 agentes de la Policía Municipal, en caso de la capital, y de las policías locales en el resto de municipios. «Si se produce esa circunstancia, se activaría una operación jaula, similar a las que se ponían en marcha cada vez que se producía un atentado terrorista, pero de forma mucho más intensa y prolongada en el tiempo».
“Todos los policías que trabajen en Madrid deben estar ya en Madrid, pueden ser necesarios mañana mismo”
Situaciones de emergencia
La dosificación de los efectivos disponibles será una de las claves para que la operación sea un éxito: «No podemos movilizar a todos los agentes de una vez, primero porque también hay que tener presente que podemos tener bajas en nuestras filas por el coronavirus, y habría que relevarlos, y segundo porque a medida que pasen las horas pueden surgir situaciones de emergencia que haya que afrontar. Un caso extremo, por ejemplo, sería el de un motín carcelario, que en ningún caso es previsible, pero no imposible», explican las fuentes consultadas. «Pero además la población puede estar muy tranquila la primera semana y sin embargo, por lo que sea, eso puede cambiar con el tiempo y derivar en un escenario de indignación y protestas que habría que atender… No lo prevemos, pero no lo podemos descartar en nuestros planes».
Otra de las grandes dificultades que hay a la hora de planificar este despliegue es que esta vez no se dispone de análisis específicos de las Brigadas de Información sobre la posible evolución de la situación, ya que se trata de un escenario inédito en el que no se pueden aventurar acontecimientos futuros: «En otras movilizaciones, como por ejemplo las de Cataluña tras la sentencia del 1-O, los servicios de Información obtenían datos que servían para aquilatar los dispositivos y anticipar la respuesta; aquí eso no es posible».
Descenso de la criminalidad
Al menos en Madrid, una de las cosas que ya se están apreciando es que se ha producido un leve descenso de la criminalidad, lo que va a permitir reforzar las unidades de Seguridad Ciudadana con agentes destinados en otras especialidades. Ese trasvase podría consolidarse si la tendencia a la baja se mantiene, pero tampoco se pueden hacer predicciones en este sentido o descuidar el trabajo de investigación de la Policía.
«Lo que sí tenemos claro es que las calles vacías nos aportan una ventaja indudable, que es la de tener mucha mayor movilidad. Eso se traduce en que con el mismo número de coches patrullas, o incluso con menos, podemos dar al ciudadano la sensación de una mayor presencia policial, que siempre redunda en una mejora de la sensación subjetiva de seguridad», explican las fuentes.
Otra de las dificultades con las que se han encontrado los responsables policiales, al menos en Madrid, es que aún no se han podido celebrar formalmente reuniones de coordinación con los otros Cuerpos policiales, ya que a esta hora se desconoce el alcance de las medidas que vaya a aprobar el Gobierno. «En cualquier caso, tenemos una muy buena relación entre todos, sabemos lo que tenemos que hacer cada uno y ese pequeño inconveniente no traerá consecuencias. Lo normal es que noche mismo se produzcan esas reuniones, no solo en Madrid sino en el resto de España, en las distintas delegaciones del Gobierno», precisan las fuentes oficiales.