Rubalcaba falleció apartado del PSOE de Pedro Sánchez y radicalmente enfrentado, como toda la vieja guardia, a los pactos que el presidente electo impulsó a su pesar.
Alfredo Pérez Rubalcaba se fue, entre un gran reconocimiento y afecto de propios y extraños, algo de lo que muy pocos políticos disfrutaron. Fue definido como “un gran político y hombre de Estado” y en la retina de los españoles se graba las inmensas colas de ciudadanos de todas las ideologías despidiéndose del amable profesor que amaba España y que pensaba en España.
Porque Rubalcaba, aun retirado desde 2014, fue uno de los dirigentes más nítidamente opuestosa todo lo que Sánchez ha venido haciendo desde 2015, cuando llevó a España a la repetición de Elecciones Generales, finalmente celebradas de nuevo en 2016 y saldadas con otra derrota de Rajoy.
Rubalcaba fue de los más contundentes detractores del intento de pacto que, tras los comicios de junio de 2016, protagonizó Sánchez con Podemos y los independentistas, finalmente concretado en la moción de censura: aquella vez, la vieja guardia comandada por el asturiano Javier Fernandez logró frenarle, hasta que Sánchez dimitió como secretario general en un brusco Comité Federal.
La gran virtud de Rubalcaba, ser efectivamente un hombre de Estado, es la que más le hizo incómodo para el nuevo líder socialista: Alfredo se oponía ardientemente a todo lo que Sánchez ha hecho, a sus pactos con Podemos y al apoyo directo o indirecto del independentismo y Bildu.
Rubalcaba, como Felipe, Guerra, Corcuera, Leguina o Ibarra, fue desplazado y ninguneado por el sanchismo, incapaz de soportar la fidelidad de los viejos rockeros al socialismo tradicional, español y constitucional y enojado.
<<Me dejó de hablar>>
El exsecretario general del PSOE fue claro en una entrevista con Susanna Griso. Reconoció que llamó a Pedro Sánchez para contarle su postura con los independentistas y a partir de ahí se dejaron de hablar.
“Yo expliqué a Pedro Sánchez que España necesitaba un gobierno sólido”, aseguró.
“El PSOE no es PSC, es PSOE menos C de Cataluña, yo me enteré que apoyaban el derecho a decidir por un teletipo cuando era secretario general”.
En la entrevista en A3 en 2016 dejó claro: “Por ser honesto tengo que decir que dejo de hablar con Pedro Sánchez en febrero de 2016. Hay una conversación donde le cuento que un gobierno con los independentistas… es verdad que se discute la investidura y luego llegas al gobierno pero…. Imagine un día como hoy, si llegas a un gobierno con votos independentistas ¿qué haces con las declaraciones de hoy de todos ellos? ¿y con Bildu? ¿Cómo explicas a los españoles que dependes de esto? ¿Con quién votas, con tus socios? A partir de ahí no hablamos y me permito contar esto porque él dijo lo que le había dicho yo. Es verdad que yo le llamo. Yo me he ido de la política y si alguien me llama me pongo al teléfono”.
Que Rubalcaba acabó más que decepcionado con Sánchez es de sobra conocido, pero que fue un hombre de Estado fue algo que España evidenció.