El Terrorismo Islámico acaba de confirmar la autoría de su última obra macabra a través de la red de noticias Al Amaq. Este titular podría repetirse en cualquier momento, en cualquier lugar. El El grupo terrorista más mediático de la historia atribuyó las últimas ejecuciones de sus atentados a soldados del califato instaurando sobre Europa el aullido de sus lobos solitarios. Los últimos ataque sufridos en el viejo continente son respuesta al odio, la expansión y la guerra contra la coalición internacional que trata de derrotar al grupo terrorista en sus bastiones de Siria e Irak. Este conflicto lejos de apaciguarse sigue latente y en cualquier momento es capaz de marcar la actualidad.
El viaje del terror
En varias ocasiones hemos sufrido ataques donde vehículos de todo tipo se convierten en un arma mortífera. El más siniestro de estos sucesos sucedió en Niza el 14 de julio de 2016, en el que Mohamed Lahouaiej (tunecino afincado en Francia) acababa con la vida de 85 personas después de arrollarlas con un camión de gran tonelaje durante la celebración de su fiesta nacional. 4 meses más tarde, Abdul Razak (un estudiante somalí) atropellaba con un coche familiar y a continuación apuñalaba a varias personas en el campus de la Universidad de Ohio.
El uso de medios de transporte como arma yihadista se ha convertido en un recurso más a la hora de ejecutar atentados en occidente, y la idea no es nueva. Si retornamos a los orígenes de Al-Qaeda conviene recordar la carta de presentación de Bin Laden. El ideólogo del 11-S diseñó la más siniestra forma de golpear a la sociedad estadounidense secuestrando y estrellando dos aviones contra el World Trade Center. Todo a su vez, rodeado de un maquiavélico show mediático que marcó ese fatídico día en el calendario de la historia del siglo XXI. Máss tarde en nuestro país, Rabei Osman El Sayed (El Egipcio), nos presentaba otra endiablada modalidad. Esta vez fueron los trenes el medio utilizado como sangriento recurso yihadista en el 11-M arrasando con la estación de Atocha y cercanías.
Maceteros, bolardos y más policía
Como medida de prevención a estos ataques, El Ministro de Interior propuso un plan de cooperación con las entidades locales con la intención de redoblar la seguridad ante este tipo de acciones. La solución inmediata pasó por instalar grandes maceteros y bolardos en los accesos a las zonas de gran confluencia de público, además de aumentar la presencia policial y bloquear con sus coche patrulla la entrada de otros vehículos.
Hoy por hoy, en Nivel de Alerta 4 Antiterrorista, no estamos exentos de sufrir un nuevo tipo de ataque. A pesar del incremento en medidas preventivas ante atentados, resulta verdaderamente difícil prevenir este tipo de acciones en las que cualquier medio de transporte se puede convertir un un arma mortal.
