El desmantelamiento de una organización de tráfico en Argentina ha dado a conocer al líder de una banda de narcotraficantes que logró operar desde el interior de una prisión en uno de los sitios con más criminalidad en el país.
Julio Andrés Rodríguez Granthon, alias “El Peruano”, quien se encuentra recluido en la prisión de Piñero desde junio de 2019, es acusado de tráfico de cocaína de alta calidad en Rosario, según informó La Capital.
El 8 de noviembre, la policía detuvo a cuatro hombres y tres mujeres que presuntamente formaban parte de su organización, confiscaron 16 kilos de la droga y casi US$190.000 (11 millones de pesos argentinos) como parte de 11 redadas que se efectuaron en toda la ciudad.
En los días siguientes se produjeron 27 redadas más, incluidas varias prisiones de todo el país. Se incautaron más drogas, y otras 15 personas fueron detenidas.
Los investigadores afirman que Rodríguez Granthon estaba relacionado con Los Monos, grupo criminal cuyos líderes también están recluidos en la prisión de Piñero, según informó La Nación.
El jefe de la Policía Federal Argentina, Néstor Roncaglia, dijo que la operación fue el resultado de una investigación de tres meses de duración. Las primeras detenciones se realizaron cuando dos de los miembros de la organización intentaron “entregar casi 7 kilos de cocaína a otros dos que cargaban casi 3 millones de pesos en efectivo”, señaló.
Análisis de InSight Crime
Aunque el hecho de que las organizaciones criminales operen desde prisión no debería sorprender a las autoridades argentinas, la complejidad de la operación de un grupo aparentemente desconocido sí los ha inquietado.
En la prisión de Piñero, ubicada a 30 kilómetros de la ciudad de Rosario, se encuentran presos importantes narcotraficantes como Los Monos. En diciembre pasado, los líderes del grupo fueron condenados a largas penas de prisión por cargos de narcotráfico. Dicha sentencia se produjo unos meses después de que, en un juicio diferente, otros miembros fueran condenados por estafa y asesinato.
Rosario es también uno de los principales centros de narcotráfico de Argentina. Por la ciudad pasan rutas terrestres que conectan con Bolivia y Paraguay, países productores vecinos. Los traficantes de Rosario también suministran drogas a un creciente mercado de consumo en Argentina, especialmente en la capital, Buenos Aires.
Los grupos de narcotráfico en la prisión de Piñero han operado durante mucho tiempo desde las rejas, convirtiéndolo en un centro de operaciones. Durante años, el personal penitenciario ha sido acusado de corrupción.
En una operación a principios de este año se hallaron más de 50 teléfonos móviles, dinero en efectivo y memorias portátiles que las autoridades creen que los narcotraficantes utilizan para coordinar su negocio desde el interior de la cárcel.
Las autoridades también descubrieron recientemente un esquema de cobros por visitas, mediante el cual los familiares de algunos veteranos criminales recluidos en Piñero les exigían dinero a otras personas para que pudieran visitar a sus seres queridos.
No hay duda de que los presos de Argentina también son víctimas de las malas condiciones de vida y el hacinamiento.
De hecho, la administración penitenciaria nacional de Argentina estima que las cárceles del país operan a un 120 por ciento de su capacidad y que la población carcelaria aumentó casi un 50 por ciento en una década.
Las autoridades afirman que la prisión de Piñero también padece condiciones de hacinamiento, pues alrededor de 700 prisioneros están recluidos allí por cargos federales de narcotráfico.
Fuente: InSight Crime, fundación dedicada al estudio de la principal amenaza a la seguridad nacional y ciudadana en Latinoamérica y el Caribe: el crimen organizado.