Aunque es lógico un cierto temor a perder a la persona amada y el mundo construido con ella, los celos no son amor sino todo lo contrario.
Esta inseguridad y celotipia, en numerosas ocasiones, va creciendo hasta constituir un auténtico problema para el contexto de trabajo y amistades de quien considera es su posesión. Es intranquilizador el aumento de hombres afectados por compañeras inseguras.
Si, he dicho inseguras, porque el mayor número son mujeres. Un paciente me narraba su viacrucis desde fisgonear sus mensajes móvil y Facebook hasta eliminar, sin su consentimiento amistades, o aparecer en su lugar de trabajo como un auténtico espionaje detectivesco. Acaso en el pasado sufrieron un desengaño que les marcó y en su mente está la obsesión de no perder de nuevo.
Recurren a santerías para hacer amarres de amor, para anular la voluntad y libertad de todo ser libre y obligarlo a querer.Los obstáculos en su percepción distorsionada de la realidad deben ser derribados .
Al principio tímidamente, pero, a medida que crece su obsesión, sus conductas anómalas serán más repetitivas y tóxicas. Esa es la palabra clave TOXICIDAD.
El enjaular y encarcelas a la persona que comparte la vida es lo más insano y desequilibrante. La base en una relación es la confianza y el respeto al propio espacio, tan necesario para aumentar el deseo en la pareja y vencer la monotonía.
La peligrosidad de esta celotipia conduce a conductas con rasgos psicopáticos o a que aflore una psicosis latente. En ocasiones no se asimila una ruptura y se pone en riesgo el nuevo entorno de la ex pareja.
Se dan situaciones de verdadero acoso con llamadas continuas a lo largo del día, inspirando pena a través de la manipulación y la mentira para alcanzar los objetivos particulares. Las relaciones que ahogan y enferman, no dejan vivir, deben romperse antes de que sea demasiado tarde y porque a veces las terapias no funcionan.
Aquí es donde aparece la figura de la policía a la que se deben denunciar situaciones de acoso. La denuncia es la mejor prevención.
Pilar Enjamio. Psicólogo