Llevan pistola como cualquier policía, pero sus principales armas son otras: detectores de gases, linternas antideflagrantes, trajes impermeables, equipos de protección respiratorio, gafas, arnés, guantes y cascos. Es el equipamiento habitual de los agentes que integran la Unidad de Subsuelo y Protección Ambiental de la Policía Nacional, un grupo formado por unos 200 funcionarios repartidos por toda España que realizan un trabajo prácticamente invisible para el ciudadano pero que resulta fundamental para garantizar la seguridad en las ciudades.
Esta Unidad de Subsuelo de la Policía recorre a diario las diferentes urbes que hay bajo la ciudades, laberintos de túneles y galerías
No se ha inventado todavía el drone que permita inspeccionar desde la superficie con total garantía las galerías de servicios, los colectores y los túneles subterráneos que existen bajo el asfalto de las ciudades y por los que discurren kilómetros de cables, tuberías de agua e instalaciones de telecomunicaciones que dan servicio a las viviendas, de modo que siguen siendo policías los que se encargan de bajar al subsuelo trabajando a más de 18 metros de profundidad reforzando la seguridad ante acontecimientos relevantes, evitar que delincuentes puedan acceder a negocios mediante butrones, localizar explosivos, conjurar el riesgo de sabotaje de infraestructuras, recuperan armas homicidas o buscar eventualmente un cadáver que hayan podido esconder en espacios confinados.
La seguridad también está presente bajo tierra
Entre los agentes adscritos a esta unidad hay varios delineantes, que son los encargados de elaborar planos detallados de toda la red de galerías con los datos que otros funcionarios toman de forma precisa bajo tierra. Ello permite saber con una gran exactitud qué se van a encontrar cuando abran la tapa de la alcantarilla para acceder al interior de un colector o la trampilla para bajar a una galería de servicios. Otros ojos ya pasaron antes por allí y lo describieron previamente para que quedara documentado.
La Unidad de Subsuelo es también en muchos casos el último recurso cuando una persona lleva tiempo desaparecida y hay indicios que llevan a pensar que el cadáver o el arma del delito pueden estar escondidos en lugares de difícil acceso. Ello explica la participación de agentes de esta unidad en el dispositivo policial que en marzo de 2012 se estableció en el río Manzanares en busca de los restos de algunas de las víctimas del grupo conocido como los ‘Tigres de Arkan’ o -el grupo adscrito a la Jefatura Superior de Policía en Andalucía Occidental- en la búsqueda del cuerpo sin vida de la joven sevillana Marta del Castillo en el río Guadalquivir.
De momento, a la espera de la tecnología desarrolle un equipo que permita llevar a cabo las revisiones desde la superficie en condiciones reforzadas de seguridad y sortear las telarañas sin que hagan caer el drone en el interior de un colector, los agentes de Subsuelo siguen justificando con su trabajo la necesidad de que esta unidad siga existiendo décadas después de su nacimiento. No se ha inventado todavía el sistema que permita a una máquina sustituir al agente de la Policía Nacional.
Autor: Antonio Abarca