“‘Operación Copérnico’: los verdaderos olvidados”, por Antonio Abarca.
Comenzaba el miércoles 20 de septiembre de 2017, nuestros Policías Nacionales y Guardias Civiles eran desplegados por el Gobierno de Rajoy en Cataluña con motivo de la celebración del referéndum declarado ilegal por parte del Tribunal Constitucional.
El Ministerio del Interior hizo llegar a través de las direcciones generales de la Policía Nacional y la Guardia Civil a las diferentes Jefaturas y Zonas de ambos cuerpos instrucciones para que prolongasen su permanencia y se renovasen las comisiones de servicio de los agentes desplegados en Cataluña dentro de la Operación Copérnico. Interior insistió en todo momento en que el dispositivo se mantendría el tiempo que fuese necesario. El departamento de Juan Ignacio Zoido nunca puso fecha al retorno de los miles de policías y guardias civiles desplazados en Cataluña para reforzar la plantilla existente allí.
El ministro Zoido dejó claro en aquel momento que su intención es que mientras la crisis catalana se encontrara en apogeo, el número de agentes de Policía Nacional y Guardia Civil en Cataluña se mantuviera siempre en la horquilla de los 10.000-12.000 agentes.
Una de las imágenes icónicas del dispositivo policial, que se alargó de mediados de septiembre hasta finales de año, fueron los tres ferrys crucero atracados en los puertos de Barcelona y Tarragona.
Todos éramos conscientes de lo que estaba ocurriendo a nivel político en Cataluña, del significado que tenía el incumplimiento de la Ley y de las resoluciones judiciales, de los desordenes públicos en las calles… Pero lo que nunca nos preguntamos fue ¿en qué condiciones teníamos a aquellos hombres y mujeres que estaban haciendo cumplir la Ley, la Constitución y las resoluciones judiciales?
Pues éramos ajenos de aquel hacinamiento en los cruceros Rhapsody, Azzurra, de la naviera italiana GNV, junto con Moby Dada -célebre por tener el casco xerografiado con los personajes de animación de Looney Tunes “El Piolín”-, como una solución de urgencia ante las dificultades para encontrar alojamiento a los más de 6.000 efectivos de las Fuerzas de Seguridad del Estado, solo lo conocían ellos y sus familiares un reguero de críticas por las condiciones en las que habían estado alojados nuestros policías y guardias civiles.
Pero no era tanta la suerte de aquellos que pudieron estar alojados en hoteles. Algunos movimientos incívicos fueron hasta sus lugares de descanso para realizarles “escrache” tanto en las calles como a las puertas de los propios hoteles donde fueron expulsados por garantizar la unidad de España, las libertades y la dignidad de los Españoles.
Pero debíamos sumar a todo la pésima alimentación diaria una de las quejas más frecuentes, junto al menú de Navidad, un asunto que llevó al Ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, a ordenar que se abriera una información reservada para determinar posibles responsabilidades tras las quejas de la alimentación, nada más se supo de este expediente. Funcionarios de la Policía Nacional y de la Guardia Civil que no solo sufrieron las propias heridas del 1O, las cuales van aparejadas a su trabajo y de las que se reponen con la dureza del material del que esta forjado la persona que sirve a España, sino aquellas heridas que no se pueden curar: problemas familiares por la distancia, fallecimientos a los que no pudieron acudir, una última mirada o un último beso… Un servicio a su País que nunca será agradecido.
El trabajo de la Policía Nacional y de la Guardia Civil que finalizó el sábado 30 de diciembre, impidiendo, de un lado la celebración de aquel acto ilegal para, posteriormente, investigar su organización y las implicaciones personales de quienes impulsaron aquel golpe al Estado de derecho, ha sido fundamental para defender el orden constitucional.
El 22 de marzo de 2018, los sindicatos y asociaciones de la Policía Nacional y de la Guardia Civil enviaron una carta al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, solicitando la condecoración de los agentes desplegados en Cataluña dentro de la Operación Copérnico.
Ya han pasado dos años, existe un nuevo Gobierno y debemos recordar al Ministerio del Interior a que conceda las correspondientes condecoraciones a los agentes que impidieron la celebración del referéndum ilegal en Cataluña, siendo justas recompensas, al integrar un operativo sin precedentes y que destacaron por su decisiva intervención.