Queremos empezar este artículo con una pequeña aclaración. No pretendemos tratar de hablar de “la caca de los policías”, pese a lo obscenas de algunas instalaciones o al desabastecimiento de papel higiénico, sino más bien de los excrementos de los animales asignados a determinados servicios.
Para poneros en situación, la cuenta de @policia publicaba este lunes un curioso tuit donde la institución advertía a los dueños de los animales sobre su responsabilidad de recoger las heces en la vía pública.
Con esta imagen alguno pensó en primera instancia que podría tratarse de un revival del ataque a Pearl Harbor pero no… En realidad se trataba de un gif que representaba la animación de una deposición sobrevolada por simples moscas en la búsqueda de un suculento manjar.
Con esta exposición, la institución trataba de poner el foco en la plena compatibilidad entre el amor perruno y el deber del que está al otro lado de la correa de recoger las defecaciones de las mascotas. Pero pese a este intento de clamor público hacia la sensatez y la incumbencia, las críticas no tardaron en surgir…
“@Policianacional gracias por dejarme este olor a mierda mientras me como mis fartons”, manifesta un usuario mientras expone un vídeo de unas boñigas a lo largo de un paseo urbano. “Ese es grande, ¡tiene hasta sombra!” dice la persona que filma el video mientras enfoca una caca de gran tamaño.
Varios de estos comentarios trataba de cuestionar la responsabilidad de los agentes de caballería cuyos animales, como es natural, no esperan la cola para ir al servicio y defecan cuando les viene en gana. La cuestión, por lo tanto es…
¿Deberían los agentes dar ejemplo y recoger la caca de sus caballos igual que exigen que se haga con la de los perros?
Ante este dilema, H50 descubrió que incluso existe una campaña en la plataforma Change.org bajo la petición “Que los agentes recojan las heces de caballo igual que los ciudadanos tenemos obligación de recoger las heces de nuestros animales domésticos”. Una petición bastante desdichada por lo que se ve ya que le consta la friolera de 15 firmas a favor.
Sea lo que sea, los caballos, debido a su gran porte, cumplen una labor esencial en relación a cuestiones de imposición de orden y paz en nuestro país. Entre sus funciones están prevenir, mantener y restablecer la Seguridad Ciudadana, especialmente en intervenciones frente a grandes alteraciones de orden público. En colación a este último factor, viene siendo habitual ver estas patrullas en eventos deportivos ofreciendo un complemento insuperable para las conocidas UIP (Unidades de Intervención Policial). En el entorno urbano, los policías montados a caballo suelen recorrer jardines, parques y plazas donde el acceso con vehículos policiales es más complicado.
Entre tantas virtudes en normal que aparezca algún inconveniente. Pues llegados a este punto es donde vuelven a escena las deposiciones fisiológicas de estos animales de gran envergadura.
Antes de exponer una crítica conviene poner en valor los beneficios y perjuicios de cierto factor en cuestión. Así pues, cerramos con las siguientes preguntas y les invitamos a que sean ustedes los que continúen tratando de cerrar este curioso debate público:
¿Qué es más dañino un zorete o un delincuente?
¿Qué perjudica más a la sociedad un truño en la acera o un camello vendiendo heroína?
¿Me molestaría más pisar una boñiga o una jeringuilla?
¿Qué es más hermoso ver a un policía patrullando sobre un caballo de raza española o un pederasta masturbándose detrás de unos setos?