No hay semana que el metro de Barcelona no sea noticia por actos delictivos: hurtos, peleas, abusos sexuales y, especialmente, agresiones a los vigilantes de seguridad encargados del orden dibujan el preocupante panorama que vive el suburbano barcelonés en los últimos meses.
¿Soluciones? Pocas. Los vigilantes de seguridad, principales damnificados en este repunte de la delincuencia, demandan mayor seguridad jurídica y más medios personales para dejar de trabajar bajo la sombra de la indefensión que se cierne sistemáticamente sobre estos profesionales.
Patrullan en solitario y cuando sufren alguna incidencia, lo refuerzos tardan mucho en llegar, aumentándose exponencialmente el riesgo contra su integridad física.
Según informan a H50 vigilantes de seguridad, que prefieren guardar su anonimato, cada vez son más los profesionales de la seguridad que se niegan a realizar servicios extraordinarios en el metro de Barcelona dada las reprobables condiciones de trabajo, pese a que dichos servicios están bien retribuidos: “No es cuestión de dinero, es cuestión de poder llegar vivo a casa”, aseguran.
Ante una situación límite de esta calado, llama la atención que Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) aún no haya tomado cartas en el asunto y disponga de medidas eficaces encaminadas a la protección de los vigilantes de seguridad y a evitar que las agresiones se sigan sucediendo con total impunidad.
Es una vergüenza que un vigilante de seguridad deba partirse la cara para defender a un médico de una agresión teniendo el médico autoridad pública como un policía y el pobre trabajador de seguridad ninguna proteccion jurídica, ya porque son buenos profesionales si no es para cuando haya un problema mirar para otro lado.. penoso !!