Casi a diario conocemos casos terribles de maltrato animal. Desde dejar morir de hambre a un perro a apedrearlo hasta morir por placer.
Nos hemos hecho eco de tres noticias que sirven de ejemplo para ilustrar lo que está sucediendo.
El mes pasado pudimos ver un vídeo de como un hombre mataba un perro a golpes en La Rioja para tirarlo a continuación a la basura. El hombre le golpeó con un objeto contundente para acto seguido tirarlo al contenedor de basura.
La @guardiacivil ha detenido a este mal nacido, que mata a golpes a su perro y tira su cadáver a un contenedor. Ocurrió en Autol (La Rioja). pic.twitter.com/VUI60GB4Q4
— Manuel Marlasca (@manumarlasca) May 10, 2019
Como segundo caso, a finales de mayo un perro murió de hambre en la terraza de un piso de El Campello (Alicante). El animal no tenía tampoco agua. La dueña lo dejó morir de hambre y sed.
Aunque el perro fue rescatado con vida, murió al día siguiente por inanición.
Por último, el 27 de mayo, el Juzgado de lo Penal número 2 de Mérida ha confirmado la pena de prisión de 27 meses para el padre que apedreó dos perros delante de su hijo. Uno de ellos murió y el otro resultó herido.
Los hechos ocurrieron en una nave abandonada, de Mérida, donde el hombre llevó a los animales y tras arrojarlos a un foso los apedreó.
El delito de maltrato animal consiste en maltratar por cualquier medio a un animal sin que haya causa que justifique dicha acción. Abarca todas aquellas conductas, tanto acciones como omisiones, mediante las cuales se somete de una forma innecesaria a un animal a un dolor, sufrimiento o estrés.
Las penas contempladas para el tipo básico son: prisión de tres meses y un día a un año e inhabilitación especial de un año y un día a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales.
Si como resultado del maltrato, causara la muerte del animal, se impondrá una pena de 6 a 18 meses de prisión e inhabilitación especial de 2 a 4 años.
“Cualquiera que esté acostumbrado a menospreciar la vida de cualquier ser viviente está en peligro de menospreciar también la vida humana”, Albert Schweitzer, premio Nobel de la Paz 1952.