Ricardo Magaz analiza, en el marco de debate sobre el modelo policial, la supuesta “cobardía” en policías y guardias a la hora de enfrentarse a agresores, especialmente con armas blancas. “¿Temen más los agentes al agresor o al desamparo institucional?”, se pregunta el profesor de Fenomenología Criminal.
Nota de la Redacción. El pasado 19 de noviembre tuvo lugar en la Residencia Infanta María Teresa de la Guardia Civil, en Madrid, una conferencia sobre modelo policial. El evento, organizado por la Asociación Independientes de la Guardia Civil (IGC) llenó por completo el salón de actos.
La mesa de debate, compuesta por personalidades del mundo de la seguridad pública, la criminología, la criminalística y el periodismo, contó con la presencia de los guardias civiles Josema Vallejo y José Manuel García, el profesor de Fenomenología Criminal Ricardo Magaz y los periodistas Eduardo Inda e Irene Tabera. La conferencia estuvo moderada por el vicepresidente de IGC Daniel Fernández.
Por su interés, desde h50 Digital Policial extractamos la conferencia de Magaz (columnista de h50), cuyo título sugería ya de entrada por donde iban a ir los tiros: “¿Cobardía en policías y guardias? Problemas a los que se enfrenta un agente ante un peligro real de muerte”. En próximas entregas iremos publicando resúmenes del resto de las ponencias de los intervinientes.
“En primer lugar, gracias a la Asociación Independientes de la Guardia Civil (IGC) por la invitación para participar en esta conferencia sobre el modelo policial, y gracias a todos ustedes por su asistencia al acto.
Un acto con el don de la oportunidad a la hora de escoger el tema a debatir hoy, aunque sé que el argumentario de la conferencia estaba seleccionado antes de que saltara la noticia de la reforma de Ley de Seguridad Ciudadana, impulsada paradójicamente por los herederos políticos de la banda terrorista ETA.
El modelo policial español es una asignatura pendiente porque resulta indiscutible que el actual no cumple las expectativas. La primera, el paso del tiempo; casi cuatro décadas desde que se promulgó la Ley Orgánica 2/86 de FFCCS.
En el año 2018 se constituyó en el Congreso de los Diputados la Comisión no permanente para el estudio del modelo policial del siglo XXI. Desde su puesta en marcha, y hasta su interrupción en 2019, comparecieron ponentes de diversos organismos, cuerpos de seguridad, sindicatos, asociaciones y expertos que dieron su opinión acerca de cómo debe ser el futuro modelo policial español.
En el momento actual se desconoce si el Ejecutivo volverá a reeditar la Comisión, aunque todo parece indicar que ya no la reanudaran y por tanto tampoco admitirán las comparecencias pendientes, la mía una de ellas, entre otros analistas inscritos en su día en el Parlamento para avanzar en el diseño del futuro modelo policial de nuestro país.
La seguridad como bien social
La seguridad es un bien social; no hay libertad sin seguridad. La Constitución Española lo deja claro. En su artículo 149.1.29 dispone que la seguridad pública es competencia exclusiva del Estado. Por su parte, la Ley Orgánica 2/86 de FFCCS en su artículo primero reproduce este mismo enunciado de la Carta Magna y añade que:
(…) El mantenimiento de la seguridad pública se ejercerá por las distintas Administraciones Públicas a través de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad”.
Unas FFCCS compuestas actualmente, entonces aún no, por diez realidades policiales de distinta naturaleza, de las que pueden coincidir en algunos lugares hasta siete uniformes distintos en la misma intervención. A saber; tenemos:
Dependientes de la Administración Central:
-Policía Nacional (74.000 efectivos)
-Guardia Civil (82.000 efectivos)
– Servicio de Vigilancia Aduanera (2.200 efectivos)
Dependientes de los gobiernos autonómicos:
-Ertzaintza (8.000 efectivos)
-Mossos de Escuadra (19.000 efectivos)
-Policía Foral de Navarra (1.100 efectivos)
-Cuerpo General de Policía de Canarias (350 efectivos de momento)
Dependientes de los Ayuntamientos:
-Policía Local (2.037 cuerpos con un total de 70.000 efectivos)
Asimismo, como policías administrativas, con carácter de agentes de la autoridad y policía judicial en genérico, tenemos:
-Policía Portuaria (28 cuerpos con 2.000 efectivos.)
-Agentes Forestales-Medioambientales (8.000 efectivos)
No computamos en este abanico heterogéneo a la comunidad de inteligencia (CNI, CITCO, CIFAS) ni a las policías militares en el seno de las Fuerzas Armadas.
Tampoco computamos en esta lista al macroejército de la seguridad privada con 448.000 habilitaciones otorgadas por el Ministerio del Interior, de las cuales 300.000 forman directamente el colectivo de vigilantes de seguridad; el resto lo constituyen detectives, escoltas, jefes de seguridad, directores…, repartidos por miles de empresas en todo el territorio nacional. Puede haber casos, no obstante, de licencias concedidas que no ejerzan.
¿Cobardía en policías y guardias?
Y dicho esto, entro directamente en la materia específica de mi charla: “¿Cobardía en policías y guardias? Problemas a los que se enfrenta un agente ante un peligro real de muerte”
Este fue el título de una de mis tribunas de hace unos meses en el periódico en el que escribo, en el Diario de León; la directiva de la Asociación Independientes de la Guardia Civil me propuso luego que hablará aquí sobre ello.
Lo voy a hacer desde dos planteamientos: uno técnico- táctico y otro entrando en el concepto más amplio de modelo policial.
En el primero, podemos preguntarnos efectivamente ¿qué debe hacer un agente policial cuando un agresor violento le está, verbi gratia, lanzando cuchilladas a medio metro de su cara o del tórax con intención de acabar con su vida?
Todos contestaremos inmediatamente, ¡neutralizarle! Es de sentido común y surge del propio instinto de supervivencia del ser humano.
Sin embargo, desde hace mucho tiempo observamos como eso no ocurre casi nunca y el policía o guardia a veces termina muerto, malherido o el criminal huye con grave peligro para los ciudadanos. Conviene, no obstante, aclarar que el término “neutralizar” no tiene que conllevar necesariamente, dependiendo de las circunstancias concretas, un abatimiento mortal.
¿Actitud o aptitud?
Así, ¿por qué esta actitud con “c”? ¿Acaso es falta de aptitud o pericia con “p”? Resulta innegable que en la mayoría de los casos se trata de un tema de actitud ante la pesada losa que le caería encima al agente. Por eso aplica, como es natural, EL PRINCIPIO DE PRUDENCIA en su grado máximo, prácticamente temerario su la vida.
Lo vemos en los videos auténticos que circulan sin censura prácticamente a diario y en directo de enfrentamientos en los que un agresor violento ataca a los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, cuchillo o machete en mano
¿Es realmente un problema de “cobardía”, tal como se ha divulgado en algunos foros de manera bastante ligera bajo mi punto de vista? ¿Es temor a las consecuencias como ya hemos apuntado? ¿De falta de autoridad perdida? ¿De desamparo institucional?
En España el código deontológico para todos los cuerpos policiales sin excepción dicta que sus miembros deben actuar bajo los principios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad.
En las academias se repiten día tras día estas premisas: el respeto a la integridad física de las personas. Correcto. Ahora bien, no siempre la formación ni los protocolos van con los tiempos. Es indudable que la violencia y la criminalidad de hoy no es la de hace tres décadas.
Igual que un cirujano no aplica técnicas quirúrgicas del siglo pasado, tampoco un funcionario de policía debe emplear protocolos apolillados de cuando “dar el alto” era más que suficiente para evitar una fuga, un delito menor o un homicidio doloso.
Regla Tueller de los 21 pies
Como ejemplo de estas situaciones de perfil técnico y táctico podemos exponer la Regla Tueller de los 21 pies, que pone de manifiesto lo explicado más arriba.
Esta regla parte de un estudio que realizó el sargento de policía norteamericano Dennis Tueller, en el que demuestra fuera de toda duda que en una situación límite de autodefensa, a 21 pies (6,4 metros) un arma blanca es tan letal como una de fuego.
Un policía con buen entrenamiento necesitaría casi 2 segundos para disparar su pistola, lapso de tiempo en el que el malhechor puede recorrer esa distancia o incluso una mayor, con la dificultad añadida del factor sorpresa para el patrullero, el investigador u otro tipo de agente.
La Regla Tueller de los 21 pies está abalada en España por la sentencia 1565/2023 de nuestro Tribunal Supremo.
Hemos puesto hasta ahora el ejemplo de un ataque con armas blancas, pero perfectamente podemos hablar de una agresión a los agentes con otros instrumentos ofensivos o con armas de fuego.
Razones
He aquí el quiz de la cuestión; podemos volver a preguntarnos por qué los agentes en estas situaciones de verdadero peligro real de su vida o la de terceros no usan su arma reglamentaria. ¿Por cobardía? ¡En absoluto!
Bajo mi criterio, son varias las razones, entre otras:
-Cultura corporativa obsoleta y en ocasiones sin liderazgos sólidos
-Formación no siempre adecuada
-Recursos escasos. Verbi gratia la escasez de pistolas Taser de electrochoque
-Desamparo institucional
-Pérdida progresiva del principio de autoridad
-Vacíos legales a los que no se les da contenido
-Desmoralización del personal por injusticias manifiestas como la ausencia de equiparación salarial o no poseer el estatus de profesión de riesgo que sí tienen otros cuerpos de policía locales y autonómicos, o los toreros, las azafatas, los ferroviarios, los artistas, los bomberos…
– O, si vamos a hechos más recientes, la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana impulsada a la carta en el Congreso por los herederos políticos de la banda terrorista ETA que deja a los policías a los pies de los caballos, o la más reciente reforma de la Ley Orgánica 7/2014 por la que cuarenta y pico terroristas están siendo blanqueados y verán, en un indulto encubierto, sus penas rebajadas o saldrán directamente a la calle.
Principio de prudencia
Ello determina, como ya he indicado, que los policías de todos los cuerpos sin excepción apliquen el principio de prudencia en su nivel máximo; es decir, una cautela extrema que evita el uso de la fuerza y de las armas en situaciones críticas, aún con grave riesgo de su vida o la de terceros, ante el temor de que:
-Un mínimo error pueda terminar con su carrera
-El calvario disciplinario y judicial
-Verse en alguna prensa con su imagen y datos personales, amén de la “condena de telediario”
-Que su familia se quede desamparada y sin recursos económicos, pese al apoyo que pueda recibir de su asociación profesional o del sindicato
-Y, entre otras zozobras, ver que la Administración no sólo le deja tirado y mira para otro lado, sino que carga sobre sus hombros los vacíos gubernamentales.
Lo explicó muy claramente un joven agente el día del Patrón de la Policía Nacional en su discurso ante las autoridades y el propio ministro del Interior, que le imponían una condecoración, cuando dijo, “Nos están quitando la autoridad para dársela a los criminales”.
Las estadísticas no mienten, ni siquiera las que pasan por el tamiz interesado del Ministerio: estamos perdiendo la batalla contra la peor delincuencia y contra el crimen organizado transnacional, el “crimen sin fronteras”.
Península Ibérica
Parece que nadie se quiere dar cuenta de la trascendencia de nuestra situación geográfica en el mapamundi y por consiguiente la importancia del modelo policial.
¿Saben ustedes por qué España, o mejor dicho la Península Ibérica y su área de influencia, es una de las zonas más codiciadas por las mafias de todo tipo?: inmigración ilegal, narcotráfico, sicariato, fugitivismo, terrorismo yihadista…, y por tanto deberíamos poseer un modelo policial acorde.
En efecto, la contestación es por nuestra situación geoestratégica. Pero, ojo, ¿quiénes componen la Península Ibérica? España, Portugal…, Andorra y la colonia-enclave de Gibraltar; importantísimo para algunos tipos de delitos como el narcotráfico y su blanqueo, entre otras modalidades de criminalidad virulenta.
Vamos a hacer un breve repaso, sin orden de primacía, de algunas razones e idiosincrasia de la Península Ibérica y su área de influencia, que tomo extractado de mi libro “Criminalidad y globalización”, editado por la UNED.
–Estrecho de Gibraltar. Una pequeña distancia de 14,8 kilómetros separa España de África con el Mediterráneo por medio. Una de las vías históricas de navegación cardinales del mundo.
–Magreb. Cercanía de España con el Magreb: Marruecos, Túnez, Argelia… Marruecos es el mayor productor del mundo de hachís. Justo debajo del Magreb tenemos el Sahel.
–Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo. Con una intensísima navegación marítima en los cuatro puntos cardinales de la península.
–Puertos. Los grandes puertos españoles de Algeciras, Valencia, Barcelona, Las Palmas, Bilbao o Vigo reciben un auténtico aluvión de barcos mercantes y de recreo, así como 40.000 contenedores al día. Estos puertos están a la altura de los grandes de la UE: Roterdan y Amsterdan (Países bajos), Amberes (Bélgica) o Hamburgo (Alemania)
–Aeropuertos internacionales. Madrid-Barajas, Barcelona, Palma, Málaga… El aeropuerto de Madrid-Barajas es el decimoquinto más importante del mundo y el cuarto a nivel europeo por movimiento de pasajeros. El aeropuerto de Barcelona ocupa la novena plaza en el ranking de la UE.
–Litoral. España tiene 8.000 kilómetros de costas, repartidos entre el litoral peninsular, los dos archipiélagos de Canarias y Baleares, Ceuta, Melilla, Chafarinas, el peñón de Alhucemas y el peñón de Vélez. Todo territorio español.
-Andorra y el enclave-colonia de Gibraltar. Dos realidades territoriales genuinas dentro de la Península Ibérica. Es posible que en poco tiempo Gibraltar tenga un tratado con el espacio Schengen para facilitar el tránsito. Gibraltar posee una superficie de apenas 7 kilómetros cuadrados.
–Canarias y Baleares. (Transpeninsulares). El archipiélago canario se encuentra frente al Sáhara con el trance de las pateras y las Baleares en pleno Mediterráneo, con lo que ello significa a efectos prácticos.
–Ceuta y Melilla. (Transpeninsulares). Ciudades españolas situadas en África, fronterizando con Marruecos, primer productor mundial de hachís. España es cabeza de puente del hachís hacia Europa.
En este listado de escenarios peninsulares y su área de influencia, no podían faltar tres de sus más importantes exponentes.
-Turismo. Primera industria nacional española. Una media de ochenta y cinco millones de turistas foráneos nos visitan cada año. España es, de momento, el segundo país con más turismo del mundo, detrás de Francia que es la primera y antes de EE.UU., que es la tercera.
–Espacio Schengen. Desde la entrada en vigor del Tratado de Adhesión a la UE en 1986, España es frontera exterior sur del espacio Schengen de libre circulación.
–Relación privilegiada con Hispanoamérica. Aunque obviamente Hispanoamérica no se encuentra en la Península ibérica ni en su entorno, es imprescindible incluirla en este contexto, dadas las relaciones históricas y de arraigo sentimental, idiomático y hermanamiento con España. El peso y la preponderancia que ello genera es en este campo de gran relevancia.
Se omite Portugal de este esbozo. En la actualidad no es una zona de especial inquietud en casos como el narcotráfico o las mafias de inmigración ilegal con respecto a España. Ello no significa que no haya, sino que es muchísimo menor, afortunadamente para nuestros vecinos lusos (…)
En resumen
Para abordar la actual situación de criminalidad en España es esencial garantizar la seguridad jurídica y personal a los protectores, es decir, de los agentes bajo las premisas irrefutables, en efecto, de congruencia, oportunidad y proporcionalidad…, de acuerdo a la realidad delincuencial palpitante de nuestro tiempo y del desarrollo de un nuevo modelo policial basado fundamentalmente en el MÉRITO, con mayúsculas, y en consecuencia alejado del clientelismo político y el servilismo corporativo.
(*) Ricardo Magaz es profesor de Fenomenología Criminal en la UNED, ensayista y miembro de la Policía Nacional (sgda/ac)
Una buena conferencia multidisciplinar con destacada intervención de nuestro compañero Ricardo Magaz