Juan Gomez*
Este es el titulo de la conocida obra de Vicente Blasco Ibáñez publicada a principios del siglo pasado en la que hace un fiel reflejo de una zona determinada de Valencia y nos relata la realidad social de esa zona y de las costumbres y vida de sus gentes.
Pues bien, he querido utilizar el título de esa afamada novela para describir lo acontecido el día 3 de este mes de Octubre, Dia de Todos los Difuntos, precisamente en esa zona.
No recuerdo en nuestro pais una devastación semejante. Como tampoco recuerdo ningún tipo de agresión e insultos a los Reyes , excepto en algunos reductos del territorio español y que todos conocemos.
No ahondaré en consideraciones acerca de la idoneidad de esa visita, pero la reacción de quienes han perdido a sus familiares, sus casas ,su modo de vida ,era muy previsible.
Nada podría justificar esos insultos y agresiones , excepto la impotencia de ser parte del paisaje. Un paisaje tétrico y desolador con olor a cañas, barro , muerte y desolación.
No he visto en estos días a ningún político quitando barro. Las palabras no alimentan estómagos , ni levantan tabiques.
Sí habría que poner en valor la estoicidad de los Reyes ,que aguantaron el aluvión de improperios, empujones y lanzamiento de barro en sus caras y comparar su actitud con la de un presidente de Gobierno que como una vulgar gallina escapó del corral dejando a los demás a merced de lo que pudiese ocurrir.
Los sucesos de estos días darían para escribir hasta la extenuación. Vergonzante la actitud de un Gobierno inepto, ineficaz , mentiroso y falto de toda humanidad.
De tanto “tirarse fango dialectico” en el Congreso, han recibido en sus rostros el fango real impregnado de muerte y desolación. El fango de la desgracia y de la impotencia.
Ahora sí saben de fango. Y es raro que no estén acostumbrados ya que sus sesiones en el Congreso se parecen más a un lodazal que a otra cosa y es dónde estas llamadas “señorías”, al igual que algunos animales , se encuentran más a gusto. De esos animales a los que me refiero , dicen que se aprovecha todo. De estos políticos nada es sustantivo de apreciar.
Nuestro Congreso de los Diputados lleva mucho tiempo oliendo a ciénaga. Nos mienten, nos manejan. Nos entretienen con cortinas de humo o tinta de calamar para que no nos demos cuenta de que la máquina política, nos va horadando poco a poco sin el menor pudor.
Si pudiéramos viajar en el tiempo, sería conveniente irnos al día de las últimas elecciones generales , sacar nuestra papeleta de las urna y meterle fuego. ¿ Qué más nos podría pasar ?.
Alguien ha comentado que ha visto cómo los propios leones que presiden la fachada del Congreso vuelven la cara cuando estos políticos entran o salen. Notarán la podredumbre.
Valencia y España no merecen un Gobierno de tahúres y trileros.
!!! AMUNT VALENCIA ¡¡¡