Otra vez el Estado pierde la partida

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Esperpento, pantomima, opereta… Así podría seguir catalogando lo que ha supuesto hoy el hecho de que un prófugo de la justicia por dar un golpe de estado vuelva a echar un pulso a un estado al que extorsiona por siete votos.

Es un insulto a la democracia y una humillación al estado de derecho que se le haya permitido al fugado Puigdemont volver a lanzar soflamas incendiarias en favor de una utópica republiqueta catalana.

Escondido, escoltado, llevado en volandas hasta el escenario como un torero. Ha tenido sus cinco minutos de gloria que quedarán en nuestra memoria como una bofetada a dos manos. Todo preparado previamente, publicado y retransmitido en streaming para que nadie se lo perdiese. La imagen era un calco de las del 2017 cuando “Puchi” proclamó la independencia de Cataluña durante ocho segundos. El bochorno era equiparable a la gravedad del asunto.

Después de la tormenta…la calma tensa. Como es de costumbre las miradas fulminantes no se han hecho esperar y han caído de lleno sobre los Mossos de Esquadra… Qué raro ¿Verdad?. Una vez más los editoriales y los telediarios señalaban a los policías por no detener a “Puchi”.

¿Cómo es posible? Se preguntan todos, pero la respuesta es fácil… es posible porque en España a según que personajes se les consiente todo, incluso dar un golpe de estado y llamar a la turba a quemar las calles. Todo ello sin consecuencia penal alguna.

Volviendo a lo injusto… Siempre, y siempre es siempre… De cualquier decisión política polémica o de cualquier cagada política la culpa y la responsabilidad será de la policía. Unas veces porque les echarán en cara que no investigan y otras porque les parece que investigan demasiado. Si cargan serán violentos, si no cargan es porque son pasivos… Si detienen será por ponerse la medalla y si no lo hacen es por incompetencia. Siempre hay mamporreros subvencionados dispuestos a hacer ver a la sociedad que la policía son los malos de la película.

En un país donde los delincuentes redactan leyes y en el que un condenado por terrorismo y secuestro apela a la libertad y a los derechos humanos, es un país en caída libre y en absoluta decadencia moral. Hoy todas las televisiones sabían cuándo, dónde y de qué manera haría su actuación el histriónico personaje… Sin embargo, supuestamente no había ningún dispositivo policial activado para ponerle los grilletes y llevarlo ante el juez. ¿En serio?…

Ya está bien de criticar al policía que interviene y no al político que ordena.

Son las 21:15 horas y la Operación Jaula sigue en marcha.. ¿Para que?

En un país en el que la Agencia Tributaria te encuentra, la DGT te encuentra, los rastreadores del covid te encontraban.. ¿Me van a decir que a este tipo y a sus secuaces colaboradores no les encuentran?

Es de pena, es injusto y es una vergüenza… No sólo no aprendemos, sino que todavía quedan muchos que lo justifican.

Braulio López

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