Cuando uno pensaba que no se podía caer más bajo, llegan algunos y se hacen un máster en descender a las profundidades. Un abismo en el que con descaro han precipitado la sensatez, la coherencia y sus propios principios, si es que algún día los tuvieron.
La distopía en la que vivimos solamente es comparable a las creadas por obra y gracia de la inventiva de George Orwell.
Como niños recitando la lección que les ha impartido con excelsa maestría su profesor, vemos como políticos, periodistas y tertulianos variados comienzan a hablar de un supuesto “terrorismo light o terrorismo de baja intensidad”.
No es nuevo el blanqueamiento de la banda terrorista ETA por parte de algunos medios de comunicación y de las propias instituciones a fin de meternos hasta en la sopa que Bildu es un partido demócrata. Por mucho que se empeñen no es cierto que exista un terrorismo que dañe levemente los derechos humanos. El terrorismo es terror y solamente por esa acepción y por lo que representa en éste contexto no debería banalizarse lo más mínimo.
Cualquier banda o grupo organizado que utilice la violencia callejera, el secuestro o el asesinato para imponer sus postulados, sencillamente quedan fuera de la órbita de la legalidad y de la democracia.
En España todos, o al menos la gran mayoría sabemos de sobra qué es y qué no es terrorismo. Durante décadas hemos sufrido los atentados despiadados de bandas terroristas como ETA, GRAPO o FRAP. Criminales que no han tenido miramientos a la hora de asesinar indiscriminadamente incluso a niños.
NADA ES LO QUE PARECE.
Todo parece indicar que han cambiado radicalmente las tornas y ahora los malos son quienes modifican a su conveniencia el código penal. Ni el terrorismo de ETA, ni el de Hamás, ni el de los Utíes, ni el de los CDR, ni el de Tsunami Democratic son terrorismo light. La violación sistemática de los derechos humanos por parte de éstos grupos terroristas es evidente y no debería haber discusión en ello.
Los CDR o Tsunami Democratic son un entramado terrorista excelentemente ideado desde la cúpula (Puchi) pasando por los mandos intermedios (consejeros mamporreros) y terminando por los peones (activistas de barretina) que llevarían a cabo los atentados.
Personajes pérfidos que lobotomizan a la sociedad para que los tontos útiles actúen y así ellos puedan quedar exonerados de toda culpa. Así funciona el sistema de adoctrinamiento terrorista, el mensaje distorsionado se va introduciendo desde la infancia, se potencia en plena adolescencia y al llegar la madurez se dan cuenta que odian a todo aquel que no piensa como ellos. Es un modus operandi muy similar al de la mafia y al de las sectas, dejas de pensar por ti mismo y te vuelves una mera herramienta apta para ser usada cuando sea necesario.
ES UNA CUESTIÓN GRAVE.
Da la impresión que ahora cualquier atentado que se orqueste bajo el amparo de la estelada y la republiqueta catalana quedará impune si es necesario utilizarlo como moneda política.
En su borrón y cuenta nueva cabe olvidar todo.
¿No se tendrá en cuenta que haya varios CDR detenidos por posesión de explosivos con órdenes claras de atentar contra infraestructuras críticas, aeropuertos, torres de alta tensión o atacar las comandancias de Guardia Civil, los cuarteles militares, el puerto o incluso preparar un hipotético asalto al Parlamento de Cataluña al más puro estilo “Capitolio”?
Es bochornoso del propio Estado al que se pretende atacar sea el mismo que quita hierro al asunto, al punto de manifestar reiteradamente no ver indicios de delito en los actos terroristas perpetrados por los radicales independentistas catalanes de los CDR o Tsunami Democratic.
No hay esperanza para una sociedad que está a merced de las pretensiones de un fugado de la justicia investigado por terrorismo.
LO VOLVERÁN A HACER…
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Columna DESDE EL ROMPEOLAS – H50 Diario Digital Policial
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