Columna de Ricardo Magaz. “CRÓNICAS DEL NUEVE PARABELLUM”.
El 12 de mayo es el centésimo trigésimo segundo día del año en el calendario gregoriano. Aún quedan 233 jornadas para Nochevieja.
Venganza fermentada
Tal día de 1797, a Napoleón Bonaparte le dio por conquistar Venecia para matar el aburrimiento en los salones del palacio de Fontainebleau. Ese mismo día, pero en 1956, nació Homer Simpson, el impagable protagonista ¿ficticio? de la serie Los Simpson. Y ese mismo día, exactamente el mismo, pero ya en las calendas de 2014, dos mujeres de venganza fermentada, madre e hija, asesinaron a tiros a Isabel Carrasco, presidenta del PP leonés, de la diputación provincial y de un sinfín de cargos de todo tipo, cuando caminaba por la pasarela sobre el río Bernesga en León capital.
Sin pena ni gloria
¿Qué similitudes hay en las tres efemérides? La invasión de Napoleón y el crimen de Carrasco pasaron hace unos días sin pena ni gloria. ¿Y Simpson? Los fans de Homer Simpson, el majadero más delicioso de la pantalla, estereotipo del estadounidense medio, reventaron las redes con mensajes evocadores de su héroe de telecomedia, pese a que posiblemente ninguno quisiera tenerle de cuñado en la vida real, a no ser que sufrieran el síndrome del papanatas Ned Flanders.
Derecho al olvido
Las ciudades, los pueblos, las personas tienen derecho al olvido; necesitan olvidar penas. Puerto Hurraco, Los Galindos, Pioz… El pasado 12 de mayo nadie escribió una línea sobre el magnicidio de Isabel Carrasco que tantas páginas de prensa y horas de televisión ocupó hace apenas siete años. Es comprensible, el tiempo hace su trabajo y la vida continua. Conviene “recordar”, no obstante, que el asesinato perfecto es el olvido.
(*) Ricardo Magaz es profesor de Fenomenología Criminal en la UNED, ensayista y miembro de la Policía Nacional (sgda/ac)