Siguen las maniobras de poder y… la rubia del jaguar

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¿Cuántas veces he dicho que Pedro Sánchez es un hombre maquiavélico e inteligentísimo? Dos o tres mil. Maquivélico no tiene ninguna connotación peyorativa por más que los analfabetos se empeñen. Es sinónimo de ambicioso y especialista en acceder al poder y conservarlo por encima de cualquier dificultad, pega o contratiempo. Maquiavelo en “El Principe” habla de eso, de conservar el poder después de conseguirlo.  O sea, Sánchez en vivo y en directo, quinientos años antes de que existiera.

 Me partí de la risa  cuando llevó a cabo la maniobra magistral de retirarse cinco días a reflexionar, si se iba o no, porque la “máquina del fango”  – en expresión suya, en invención suya para posibilitar esa ley de prensa franquista que se ha sacado de la manga- se había cebado con su señora. Este hombre no se retira y deja el poder ni aunque nos caiga el meteorito que tanta falta hace por el desmadre que los ancianos contemplamos cada mañana y cada tarde, solo con darnos una vuelta, por las calles de cualquier ciudad o echando un vistazo a cualquier periódico que sirve, en primer lugar y como todos, al que lo paga.

Si yo creyera en la Justicia – esta mañana he visto el último detalle para no creer: un señor, comerciante de lujo, que guardaba un millón y medio de euros en su casa. Yo, que no blanqueo una mierda,  tengo ahora mismo diecinueve euros y alguna moneda de cinco céntimos. Este tipo ha sido absuelto de blanqueo y de algunas cosas  más. Buenos abogados especialistas en invalidar pruebas, como las que invalidaron en mi caso con De Juana Chaos, etarra honradísimo y reinsertado. Una mierda. He dicho mil veces que, si eres culpable, tienes que buscar un buen procesalista o te las dan todas en el mismo lado, si vas con uno de oficio-.

Repito, si yo creyera en la Justicia, le pondría una querella  a  Miguelito Noguera. Le pediría una responsabilidad civil de tres pares de huevos para vivir de las rentas el resto de mi vida. Como el otro día insinuó que yo era medio maricón  y que él me gustaba, aunque le dejé bien claro que lo quiero mucho pero sin mariconadas, pues ya se me han declarado por “feisbu” lo menos cuatro y tengo más cola que el mercadillo de Babel el sábado por la mañana. Mi novia se ha cabreado porque dice que deja de ser la rubia del Jaguar y que no va a venir a verme más al balneario precrematorio, que ya está bien de vacilar y de gastar bromas con ese tema. Miguel Noguera es un crack.

Mi novia es lista, bellezón, dulce y estratosférica. Hoy – después de leer la declaración de amor de Miguelito – ha tenido un detalle enternecedor: me ha venido a ver y me ha traído una bolsa de aceitunas. Sabe que me gustan y sabe que, en el Inserso, los abuelos se tiran de cabeza por la comida como si no hubiera un mañana. Las aceitunas de  mi novia, la rubia del Jaguar, la que me ha dado hoy dos picos largos que bordeaban el beso con lengua, las raciono como “boccato di cardinale” y rezo todas las noches pidiendo un pacto con el diablo  – si es que existe- para que me saque de este  amojamamiento en que me encuentro y haga posible el encuentro festivo, profundo, húmedo y triunfal con ella.

Hoy  – beso largo y sabroso aparte- la rubia del Jaguar, ya mi novia formal, ha venido como siempre a pedirme opinión determinante sobre la política de Sánchez. Mi novia me ha confundido con los pollos de que habla  Thornton Wilder, en “Los idus de marzo”. Esos animales a los que consultaban  – todos los curas, arúspices, adivinos, ayatollas, obispos, imanes, pastores y demás fauna se escudan en sortilegios y ceremonias raras y oscuras  para llevarnos al huerto-  antes de empezar cualquier batalla. Les remito a César y la “Guerra de las Galias” a los que avisan con denunciarme por delitos de odio. Que lean, quienes tienen esas ocurrencias calenturientas, a Mircea Eliade que explica perfectamente los mecanismos de las creencias, las ideas y las manipulaciones religiosas.

Mi rubia del Jaguar me tiene como su arúspice particular. Hoy se ha desatado con su consulta. Se ha venido arriba y, si me descuido, me hace que le adivine el gordo de navidad de la lotería.

Amor, dice con ese tono meloso que solo ella tiene y que hace imposible cualquier negativa: ¿Tú crees que lo de los moros es una invasión? ¿Qué te parece la negociación para sacer de Venezuela al ganador de las elecciones?  ¿Qué es eso que Sánchez llama la regeneración democrática, la democracia no llegó  a este país, después de Franco, con Adolfo Suarez? Yo no tengo ni idea de derecho – dice ella que sabe mucho más de lo que ella cree-, pero… ¿Es posible y aceptable una ley para controlar la prensa, no es bastante con el código penal que  tipifica los delitos de calumnia e injuria con claridad?  Digo yo  – dice ella, la rubia inteligente del Jaguar- que la libertad de expresión tiene que valer para la prensa, y si difaman, calumnian o injurian, para eso están los tribunales aunque yo  – dice ella y en eso coincidimos- no me fíe demasiado de esos estrados, porque aquí, le dices hijoputa a uno y te condenan y le dices enfermo mental a otro, sin ningún informe médico que lo verifique y te dicen que te pegues una vuelta que eso lo dijeron en términos de defensa en un procedimiento. #mecagoentoloquesemenea. Que aquí el que no tiene padrino no se bautiza. ¿Quién va a dar los carnets de auténticos profesionales del periodismo y quien va a decir si son informadores o creadores de fango? Eso me huele fatal. ¡Cojones!

La rubia hoy está rebelde y protestona y anda cabreada con Sánchez. Se encabrita con ese fontanero o electricista o lo que sea  – todo mi respeto para los imprescindibles electricistas- que anda en Suiza negociando con los puigdemones. ¿En serio que los problemas de España se tienen que resolver en Suiza con unos mendas que tienen menos votos que los que se han quedado aquí sin ir a esa mesa negociadora? ¿No se dan cuenta de que cuanto más se les dé, más van a pedir? Cada cosa que requiera de sus siete votos – eso vale también para los esquerras, los peneuves y los bildus-  pondrá inmediatamente sobre el tapete  una nueva exigencia  exigiendo una contraprestación. Ya lo ha dicho claro el Puigdemont que demuestra ideas claras desde que se ha despejado la peluca: no estamos para dar estabilidad ni para desgastar al gobierno. El habla y vota en clave catalana y no del Estado que se la suda. El solo aprobará los presupuestos  – que todos necesitamos, incluidos los diez millones de pensionistas que somos imbéciles al no ser capaces de hacer valer nuestro peso- si estos le sirven para conseguir todo lo que exige, sea en el terreno que sea.

Es imprescindible, querida rubia, amor de mis amores: cantemos al amor cantemos al señor y arrodillémonos ante el celebrante.

Es imprescindible un cambio en la Ley D´Hont, una mierda de ley que hace que millones de españoles estén arrodillados por quienes solo tienen unos cientos de miles de votos con el rollo famoso de ejercer como partido bisagra, que solo vota por su interés provinciano y no por el interés general que desconocen y desprecian.

No tengo, rubia del Jaguar y de mi vida, ninguna varita mágica. No produzco fango ni tengo acceso a ninguna máquina que lo produzca. No soy de ultraderecha  y lo voy a demostrar otra vez en mi próximo artículo porque se celebra, el próximo día 27, el cuarenta y nueve aniversario de los últimos cinco fusilamientos de Franco. Yo estaba allí protestando, y José Antonio Pérez Tapias también. Y alguno más que recuerdo y cuyo nombre no diré porque no sé si quiere salir en los papeles. Ninguno de los que se creen y se presentan como salvadores imprescindibles de la patria, gentes de izquierdas y progres de salón, andaban entonces dando carreras por los Jardines del Triunfo de Granada y por la calle de San Juan de Dios y la Gran Vía. A ver si dejamos ya de adjudicarnos cosas que no hemos hecho.

prisiones, putas y pistolas
Manuel Avilés, escritor y director de prisiones jubilado, columnista de h50 Digital

 

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